La situación actual del Palacio de Ópera no puede ser achacada a las tormentos de estos días pasados, las goteras están presentes hace más de un año.
Este pasado viernes tuvo lugar uno de los conciertos de temporada de la Orquesta Sinfónica de Galicia y el sábado siguiente, una actuación del Ballet de Kiev. Dos grandes actos en un recinto que no está a la altura de los eventos que se celebran en él. El auditorio principal muestra en varias zonas del techo un alto estado de deterioro provocado por las humedades. Estas zonas dañadas llevan bastante tiempo en este estado, pero la vuelta de la lluvia las ha hecho más evidentes. Ha sido necesario cerrar espacios al público, teniendo que reubicar a los asistentes en butacas donde, en principio, no caen goteras. Si la situación del auditorio es mala, en peor estado está la sala de cámara, por su proximidad al parque de Santa Margarita. El deterioro ha llegado a provocar la caída de parte del techo.
Resultaría absurdo culpar de este problema a las borrascas que nos visitaron la semana pasada. Esta situación lleva tiempo así y ya fue denunciada por usuarios y algún medio de comunicación. Sin ir más lejos, la pasada temporada, cuando estaba al frente del área de cultura Inés Rey, ya se tuvo que cerrar espacios al público para reubicarlos en otras butacas donde no lloviera. Como los problemas de humedades y goteras no se suelen arreglar sin intervención humana, nos encontramos con este problema de nuevo, con el agravante de la llegada del otoño y la época de precipitaciones.
La cantidad de agua acumulada es tal que hubo que realizar el drenaje del falso techo para evitar males mayores
Lo que sí pudimos observar el pasado viernes por la mañana es una actuación en la entrada principal del Palacio de la Ópera; una grúa hacía orificios en el falso techo para permitir que el agua acumulada en la placa pudiera evacuar.
Ayer tuvimos noticias de la visita al recinto del actual concejal de cultura acompañado por su coordinadora de área. Deseamos que el Concello tome de inmediato las medidas necesarias para solucionar esta preocupante situación.
Pero más allá de la desoladora imagen que presenta el emblemático auditorio coruñés y las molestias ocasionadas, es obligatorio plantear dos preguntas:
¿Es un entorno seguro para el público asistente?
¿Lo es para los trabajadores de la OSG y otros espectáculos que se celebran en el recinto?
Desgraciadamente los males no vienen solos, sobre todo cuando resultan causados por un continuo abandono del mantenimiento. El deterioro de edificios públicos es cada vez más frecuente y se extiende por toda la ciudad. En otro artículo hablaremos sobre la Domus, inmueble que tampoco disfruta de sus mejores momentos.
Esperemos que se adopte alguna medida activa y no esperar únicamente a que en nuestra ciudad deje de llover.