Un conflicto interno en el que varias miradas apuntan a la interventora y a la secretaria del Ayuntamiento
Cambre, un municipio gallego, fue testigo de un momento histórico cuando Óscar García Patiño anunció su renuncia a la alcaldía. Este acto, que fue anticipado en exclusiva por La Voz de Galicia, no solo marcó el fin de una era política en la localidad, sino que también expuso una serie de tensiones internas que habían estado fermentando durante meses.
El ya exregidor, en su discurso de despedida, no titubeó al señalar a dos figuras clave dentro del ayuntamiento: la secretaria y la interventora. García Patiño las acusó de interpretar las leyes de manera perjudicial para los vecinos y las empresas locales, lo que, según él, había llevado al municipio a un estado de bloqueo desde el verano anterior. Su gestión, afirmó, había generado un ambiente de pasividad y falta de empatía, sin priorizar el interés general de Cambre.
La deuda con proveedores ascendía a unos 5 millones de euros
El exalcalde enfatizó que la situación económica del municipio no era la causa del estancamiento, ya que las arcas municipales aún poseían recursos financieros considerables. Sin embargo, la deuda con proveedores ascendía a unos 5 millones de euros, una cifra preocupante que reflejaba la dificultad para cumplir con las obligaciones financieras.
Ante la falta de soluciones por parte de las autoridades superiores y la negativa de las funcionarias a flexibilizar el pago de las deudas, García Patiño consideró que su renuncia podría ser la única vía para desbloquear la situación. Afirmó que seguirá activo en la política como presidente de la formación Unión por Cambre, pero su salida de la alcaldía representa un cambio significativo en el panorama político local.
La crítica de García Patiño no se limitó a la esfera política, sino que también abordó el aspecto personal. Expresó su convicción de que las funcionarias nunca le perdonarían por hacer pública la crisis institucional en una rueda de prensa el año anterior. Esta animosidad personal, según él, había contribuido en gran medida a la parálisis del gobierno municipal.
El legado de Óscar García Patiño en Cambre está marcado por un arduo trabajo y una lucha incansable por el bienestar de su comunidad. Su renuncia deja un vacío político que deberá ser llenado por nuevas figuras, mientras que el municipio enfrenta el desafío de superar las divisiones internas y encontrar un camino hacia la estabilidad y el progreso.