El Básquet Coruña inicia un nuevo ciclo tras la marcha de su entrenador Diego Epifanio
Ha sido una temporada difícil, intensa, con algunas alegrías y muchos sinsabores, pero “que nos quiten lo bailao”. Recuerdo el primer partido en mi etapa de presidente, tras tomar el relevo de Quique Caruncho, contra Azpeitia en la polideportiva de Riazor, donde asistieron 160 espectadores, y agradezco especialmente a Diego Epifanio, a los jugadores y a la directiva que lograron el ascenso a ACB que me permitiesen ver el Coliseo lleno a rebosar, con más de 9.000 espectadores, en el primer partido de Liga Endesa frente al Madrid.
Este es el mejor balance de la temporada, el inmenso crecimiento de la masa social. Hemos vuelto a vera viejos conocidos que hace años no acudían a los partidos del Básquet Coruña y también a nuevos aficionados, muchos jóvenes y niños, que se engancharon a este maravilloso deporte. Este debería de ser uno de los objetivos prioritarios del nuevo proyecto: lograr que no se apague esa llama y seguir encendiendo el brillo de asombro en los ojos de los más pequeños.
Esa siembra realizada a lo largo de muchos años ha de germinar y seguir creciendo para lograrque esa afición se consolide en los próximos años y vuelva a ser un ejemplo para toda España, porque hay que recordar que el equipo del Básquet Coruña ha ocupado la última plaza en ACB esta temporada, pero su afición ha sido la quinta en asistencia media (7.480), tras Unicaja (9.773), Baskonia (9.392), Bilbao Básket (8.316) y Real Madrid (8.049). Es decir, la próxima temporada en 1ª FEB deberíamos de perseguir el reto de llenar el Coliseo con, al menos, 6.000 aficionados y ya ven que ni contemplo el escenario de retronar a la “nevera” del Palacio de los Deportes.
Por otro lado, tampoco habría que hacer leña del árbol caído y tratar de ser justos con las circunstancias que han rodeado la trayectoria del equipo en la pasada temporada. La crítica destructiva desde la grada es muy fácil, pero aquí se trata de analizar las cosas con la cabeza fría para repetir los aciertos y desterrar los errores:
- El balance de los tres años del entrenador Diego Epifanioen el club es positivo. En la primera temporada puso unos pilares sólidos en el nuevo proyecto, en la segunda logró un histórico ascenso a la ACB que ningún entrenador había logrado antes y en la tercera peleó con honestidad, pero con los mimbres que tenía no se pudo hacer más. Las lesiones mermaron al equipo en momentos críticos e incluso no tuvo suerte en muchos partidos que se perdieron en los últimos instantes. Paradójicamente se ganó al Madrid y Barça y se compitió con Valencia Básquet y Baskonia en casa, pero se perdieron partidos contra rivales directos que nos condenaron al descenso. Aun así, creo que el balance global de su trayectoria en el club es positivo.
- También se cargan las tintas sobre la Dirección Deportiva del Básquet Coruña y hay que recordar que las decisiones que se tomaron fueron colegiadas, tanto con la directiva, la de antes y la de ahora, como con el entrenador casi todas (excepto la de Heurtel). Se apostó por una base de 5 jugadores ACB (Brandon Taylor, Trey Thompkins, Agusto Lima, Phill Srubb, LJ Figueroa) y se completó el equipo con jugadores de la plantilla de LEB Oro. Es cierto que no todos los jugadores tuvieron un rendimiento acorde con ACB y también que los recambios llegaron tarde, pero las decisiones no las tomó en solitario el director deportivo. En la próxima temporada, tendrá plenos poderes para fichar y asumirá en solitario los aciertos y errores que pueda cometer.
- La gestión de la directiva estuvo condicionada por el relevo que se realizó en diciembre. Esta circunstancia ralentizó las decisiones que se tenían que tomar en un momento donde la plantilla contaba con 8 jugadores, entre los que salieron, los que estaban enfermos y los lesionados. La diferencia entre LEB Oro y ACB es la velocidad a la que sejuega en la cancha y la diligencia con la que se gestionan los imprevistos en los despachos. La nueva directiva tuvo que pasar la curva de aprendizaje en el peor momento de la temporada y al final se terminó pagando la novatada. Estoy seguro que han analizado con serenidad todo lo sucedido y retomarán el nuevo ciclo con más fuerza para retornar a la ACB.
- El rendimiento de los jugadores ha sido muy heterogéneo. Si observamos las valoraciones de cada jugador en función del número de partidos disputados, podemos hacernos una idea de quién ha dado el nivel y quién no ha llegado.Es evidente que un equipo que encaja una media de 95,5 puntos por partido no puede presumir de saber defender a los rivales y es cierto que se trata de la peor defensa desde 1996. Los expertos en la materia afirman que al equipo “le faltaron piernas” para defender y podemos añadir que, a lo mejor, las rotaciones han sido demasiado largas en muchos partidos, lo que ha provocado que los jugadores llegasen muy cansados al último cuarto de los partidos. Esto afectó especialmente a la defensa del tiro del lado débil y la muestra de este problema ha sido la cantidad de tiradores rivales que han realizado anotaciones abultadas a lo largo de toda la temporada. Tampoco se ha cerrado de forma eficiente el rebote en defensa, lo que ha dado muchas segundas opciones de tiro y se han perdido demasiados balones en partidos clave, lo que nos ha llevado a la derrota.
Hay jugadores que se marcharon pronto (LJ Figueroa), otros que vinieron tocados y que sumaron (Trey Thompkins), otros que apenas aportaron debido a las lesiones (Gus Lima), otros que fueron de menos a más (Beqa Burjanadze), alguno que se comportó como los fuegos artificiales pero que no era la solución que precisaba el equipo (Thomas Heurtel), uno que era el tercer base en su anterior equipo yse destapó en el Básquet Coruña aportando muchas cosas buenas en ataque (Brandon Taylor), incorporaciones que llegaron tarde pero que cumplieron (Karlis Silins y Alonzo Verge), jugadores de la plantilla de LEB Oro que hicieron un digno papel en muchos partidos (Diagné y Lundqvist) y un gran capitán que cumplió de forma brillante su papel de catalizador en el vestuario (Álex Hernández).

Este es un sencillo análisis de lo que ha sucedido en la pasada temporada, que ya es historia, y ahora toca centrarse en el proyecto de 1ª FEB, una liga muy dura y exigente, donde los rivales no nos pondrán nada fácil el soñado retorno a ACB.
Es evidente que la receta tampoco es fácil: un buen entrenador que conozca la liga y que sepa encontrar soluciones en los momentos finales delos partidos, donde todo se juega con una moneda al aire; una plantilla competitiva que salga a morder en cada partido y que no tenga miedo a ascender; una afición entregada y numerosa que apoye de forma incondicional en cada partido; cabeza fría en los momentos difíciles; no perder la cabeza con las decisiones arbitrales polémicas y un poco de suerte para que la pelotita entre en la canasta cuando faltan segundos para finalizar los encuentros clave.