El barrio más joven y peor comunicado de A Coruña sigue esperando soluciones
Dentro de los encuentros participativos para la redacción de los pliegos del nuevo contrato de transporte urbano —encargados a una empresa externa por cerca de medio millón de euros—, le tocó el turno a Novo Mesoiro. Se trata del barrio más alejado del centro y con la peor comunicación en autobús, un problema arrastrado durante años y agravado por la inacción política.
Promesas electorales vs. realidad
Inés Rey incluyó en su programa electoral de 2019 —hace ya seis años— la mejora de las líneas y frecuencias del transporte público en Novo Mesoiro. Sin embargo, tras dos procesos electorales (2019 y 2023), los vecinos siguen sufriendo un servicio deficiente: una única línea con frecuencias escasas, recorridos poco prácticos y enlaces ineficientes.
Cuando los residentes reclamaron el cumplimiento de esas promesas, la respuesta del gobierno local fue que, al estar próximo a licitarse un nuevo contrato (previsto para finales de 2024), no era el momento de hacer cambios. Un argumento que muchos interpretaron como una excusa para dilatar la solución y culpar a la empresa concesionaria, en lugar de asumir responsabilidades.
Lo paradójico es que, mientras se alegaba imposibilidad de modificar rutas, el Ayuntamiento sí introdujo cambios en otras líneas de la ciudad —algunos temporales por obras y otros definitivos, como en el caso de la línea 7—. Esto dejó en evidencia que la negativa a mejorar el servicio en Novo Mesoiro fue una decisión política, no técnica.
Un contrato vencido y un proceso lento
El servicio de autobús urbano se presta actualmente con el contrato vencido desde enero de 2025, una situación anómala pero habitual en A Coruña. Lo grave es que, pese al retraso, la elaboración de los nuevos pliegos sigue en fase de consultas, convertidas por el gobierno de Inés Rey en actos de propaganda más que en herramientas de participación real.
En el encuentro celebrado en el Centro Cívico de Mesoiro —al que asistieron un centenar de vecinos—, la alcaldesa tuvo que enfrentarse a las quejas de un barrio densamente poblado, con un alto porcentaje de personas en edad laboral y estudiantes, forzados a depender de un transporte público insuficiente.
Problemas concretos, soluciones ausentes
Las reclamaciones fueron contundentes:
- Falta de conexión con centros educativos: Los niños que van al Liceo de Matogrande (a menos de 4 km) tardan más de una hora en autobús. Lo mismo ocurre con los estudiantes universitarios, que llegan antes andando que en transporte público.
- Horarios inadecuados: Muchos vecinos deben recurrir a taxis para regresar por la noche, asumiendo un coste extra.
- Líneas redundantes: Tres buses (incluida la que entra a Novo Mesoiro) hacen el mismo recorrido, mientras otras zonas carecen de cobertura.
- Discriminación por movilidad reducida: Personas con discapacidad señalaron las dificultades para acceder a un servicio ya de por sí limitado.
Los representantes municipales intentaron justificarse mencionando el número de líneas que afectan al Distrito 9, pero los vecinos recordaron que al núcleo de Novo Mesoiro solo llega una, con frecuencias insuficientes y saturadas.
¿Tomará nota Inés Rey?
La intervención de la alcaldesa fue un «déjà vu»: discursos sobre futuras mejoras, pero sin compromisos concretos. Un vecino lo resumió con crudeza: «Está muy bien diseñar el futuro, pero yo necesito el transporte hoy».
La pregunta que queda en el aire es si, tras seis años de promesas, el gobierno local actuará o seguirá postergando una solución. Novo Mesoiro no puede esperar más.
