Desde el pasado sábado, el pabellón de O Carregal luce el nombre del presidente del Santo Domingo
El pasado sábado 28 de junio a las 13 horas, la sociedad de Betanzos, y con ella, el baloncesto gallego, se dio cita en el hasta entonces «Pabellón do Carregal» con el tan merecido objetivo de rebautizar de nuevo la emblemática instalación, que pasaría a tomar el nombre de su fallecido presidente, ya presidente de Honor, José María Valeiro Iglesias, o como todo el mundo del baloncesto y sus vecinos y amigos lo conocían, «Tocayo». El Santo Domingo Betanzos, a punto de cumplir sus 40 años de historia, fue el promotor de la iniciativa, y decidió que recayera en mí el honor y la responsabilidad de ser su portavoz en ese acto tan emotivo.
Para mí, como miembro de esa casa desde hace ya más de 20 años, esta responsabilidad fue quizá la de más significación y emotividad en todo el tiempo que ha transcurrido desde que el Santo me acogió. Gracias al Club por ello.
Se va a cumplir ahora, a finales de este mes, un año de aquellos días de dolor, tristeza e incertidumbre ante una realidad que nunca volvería a ser la misma. La vida nos arrancaba de forma cruel a un padre, un hijo, un hermano, un amigo. Atrás quedaban miles de historias hechas realidad gracias a la su energía e impulso de esta `persona irrepetible. Una obra que no se ve, que nadie puede inaugurar pero que tantos hemos podido vivir.
Historias de vida, de ilusión, de alegría, de emociones, de hijos creciendo y formándose, de jóvenes partiendo hacia un futuro esperanzador, de niños dando sus primeros pasos con un balón en las manos, esos niños que eran su desvelo. Historias de familias orgullosas. Historias de personas con pocos recursos que tuvieronuna segunda oportunidad en su vida.Historias del deporte como metáfora de la vida.
Todas ellas tuvieron como testigo el hormigón de los muros del pabellón deportivo que el sábado bautizábamos. Unos muros que llevarán para siempre el nombre y la impronta de quien tanto hizo, tanto entregó, tanto sacrificó sin pedir nunca nada a cambio hasta el último día de su vida.
Que nos diésemos cita el sábado el centenar de personas que allí estábamos fue posible gracias al consenso unánime hacia nuestra propuesta de toda la corporación municipal y la sociedad de Betanzos. Quizá, ese consenso y ese acuerdo, en tiempos de tanta división que nos ha tocado vivir a todos, sea el mejor de los homenajes a quien tantas voluntades aunó, a quien tantos esfuerzos sumó siempre pensando en los demás.
La memoria y la labor de Tocayo han sido reconocidas durante este año deportivo que ahora cerramos con importantísimos galardones y, a buen seguro, llegarán muchos más. Para nosotros, para la familia del Santo, que el sábado tuve el inmenso honor de representar, que nuestra casa luzca el nombre de quien más amó al Santo y de quien más energía invirtió en los demás es, sin duda, el mayor de los reconocimientos.
Sin embargo, la deuda de gratitud para con Tocayo se saldó el sábado tan sólo en parte. Para todos los que nos hemos propuesto mantener su legado y que su obra perviva es la única manera de encontrar consuelo en su pérdida. «Toki» vivirá por siempre entre los muros de su «muni», donde fue tan feliz, pero también cada vez que una camiseta del Santo salte a una cancha. Otra vez, presidente, gracias por tanto.
