El plan para combatir la soledad, una tapadera para cubrir las deficiencias de trabajadores y educadores sociales
El pasado 7 octubre, día de la patrona de A Coruña, Inés Rey, acompañada de la concejala de Bienestar social, Nereida Canosa, anunció la inversión de más de 3,4 millones de euros en un proyecto pionero que pretende combatir la exclusión social y la soledad no deseada.
Según la alcaldesa, la actuación se enmarca dentro del plan de salud mental municipal. «O Concello o que busca é facer fronte dende o ámbito municipal a un dos grandes problemas que afectan a unha crecente porcentaxe da sociedade actual».
La inversión, que supera los 3,4 millones de euros, conlleva la contratación de 26 profesionales.
Un acto de propaganda
Durante la legislatura pasada, Marea Atlántica, que apoyaba al Gobierno de Inés Rey, ya demandaba en sus acuerdos la inversión para salud mental en las políticas sociales, cuestión que no se llegó a implementar. Así pues, el anuncio del pasado 7 de octubre viene a paliar un problema que afecta a una parte importante de la sociedad. No obstante, esta inversión destapa un déficit estructural en el área de Bienestar Social.
El hecho de que las 26 contrataciones coincidan, prácticamente, con los trabajadores del programa COVID que están finalizando su contrato sugiere que, más allá de un nuevo esfuerzo, se trata de una medida que intenta paliar problemas preexistentes.
Este esquema, mediante el cual se quieren cubrir con contratos temporales funciones que deberían ser permanentes plantea una situación, como mínimo, alegal, y que ya ha supuesto sentencias por las que el Concello fue condenado a declarar como indefinidos a varios trabajadores, consolidando así su plaza.
El personal en Bienestar Social ha sido insuficiente, tanto en trabajadores como en educadores sociales. Este tipo de carencias hacen más evidente que la solución actual no es necesariamente una mejora del servicio, sino una estrategia para mantenerlo operativo frente a la escasez de una plantilla estable.
La realidad
Esta situación revela una problemática más profunda en la gestión del área de Bienestar Social en A Coruña. Aunque el anuncio del nuevo programa para combatir la soledad no deseada parece una iniciativa innovadora, la realidad es que se basa en la misma plantilla temporal que ha sostenido el servicio durante años, lo que limita su impacto real en la expansión de los servicios.
El hecho de que estos 26 trabajadores vayan a continuar desempeñando funciones habituales, en lugar de centrarse exclusivamente en el nuevo proyecto, pone de manifiesto las deficiencias estructurales en la plantilla municipal.
Además, algunos de ellos llegarán a encadenar hasta 12 años en programas temporales realizando funciones estructurales, una muestra del manteniendo de un sistema anómalo de contratación y de precarización de las personas trabajadoras, lo que impide una solución estable y a largo plazo para las necesidades de Bienestar Social.
Intervención
Sería importante conocer la valoración de la Intervención municipal, que tiene la misión de controlar y fiscalizar la actividad económica y financiera, asegurándose el cumplimiento de la legalidad en la gestión de recursos.
Este tipo de contratación anómala, en la que trabajadores de programas temporales realizan funciones estructurales, podría perjudicar a la sostenibilidad financiera y al cumplimiento normativo.
Si la Intervención ve anómala esta práctica, podría emitir informes señalando la irregularidad o proponiendo soluciones para estabilizar la plantilla.
Esto también pondría de relieve la necesidad de una mayor dotación presupuestaria para cubrir plazas permanentes y evitar que personal destinado a proyectos específicos se desvíe hacia tareas estructurales, lo cual, como mínimo, bordea lo alegal. Además, esta situación podría constituir un problema de gestión de recursos humanos que, si no se aborda, podría afectar al funcionamiento a largo plazo del servicio de Bienestar Social.