La pasarela de acceso al Castillo de Santa Cruz, uno de los iconos turísticos y patrimoniales más queridos de Galicia, se ha convertido en su punto más débil. Lo que debería ser un sencillo camino hacia la historia es ahora un trayecto que preocupa al Ayuntamiento de Oleiros, que lleva más de dos años reclamando una solución urgente ante el progresivo y evidente deterioro de esta estructura vital.
Un bastión histórico con encanto natural
No es cualquier lugar el que se encuentra al otro lado de la pasarela. El Castillo de Santa Cruz, erigido en el siglo XVI sobre una pequeña isla en la ría de A Coruña, es mucho más que unas piedras centenarias. De uso militar en el pasado y reconvertido hoy en un espacio público de gran valor paisajístico, el castillo es un imán para visitantes. Miles de personas lo visitan anualmente, atraídas por su romántica historia, sus vistas panorámicas a la ría y el entorno natural que lo rodea. No es solo el espacio público más destacado de Oleiros; es uno de los grandes reclamos turísticos de toda Galicia, un símbolo de la perfecta unión entre patrimonio e naturaleza.
La urgencia: una pasarela en estado crítico
Sin embargo, este acceso privilegiado pende de un hilo, o más bien, de una estructura metálica que muestra cada vez más signos de fatiga. La pasarela de Santa Cruz, que conecta el continente con la isla, es utilizada por miles de personas a lo largo de todo el año, incluyendo familias, turistas y escolares. El constante trasiego y la exposición a los elementos han pasado factura, generando un estado de deterioro que el Consistorio califica de riesgo para la seguridad.
Ante esta situación de alarma, el Ayuntamiento no se ha cruzado de brazos. Hace más de dos años que inició las gestiones, presentando un anteproyecto y diversos informes técnicos que avalan la «urgente necesidad de actuar por cuestiones de seguridad». La evidencia es clara: sustituir la pasarela no es una cuestión de estética, sino de seguridad pública.
Compromisos y la necesidad de acelerar
El Ministerio para la Transición Ecológica, competente en la materia, aceptó las solicitudes municipales y, de hecho, ya ha iniciado los trámites. Incluso se ha procedido a contratar la redacción del proyecto para construir una nueva pasarela, con un coste estimado de un millón de euros, en cumplimiento del compromiso adquirido por el secretario de Estado de Medio Ambiente con el alcalde y el concejal de Obras Públicas.
Pero desde el Ayuntamiento de Oleiros se lanza un mensaje claro: los plazos no son suficientes. Aunque se valora el inicio de los trámites, se insta al Gobierno central a acelerar al máximo el proceso. La urgencia es tal, que piden concluir la redacción del proyecto «cuanto antes» y proceder a la licitación de la obra «lo antes posible».
Cada día que pasa con la pasarela en su estado actual es un riesgo innecesario para los visitantes y una sombra sobre la experiencia de conocer uno de los lugares más mágicos de Galicia. La petición unánime es que la burocracia no frene la protección de un patrimonio que, hasta en su acceso, merece ser seguro y digno. El futuro de este símbolo depende de la celeridad con la que se actúe.

