En el corazón de la política gallega, alejada de los focos mediáticos que iluminan el Parlamento autonómico o los grandes ayuntamientos, se libra una batalla sorda, compleja y decisiva. Es la batalla por las diputaciones provinciales, instituciones opacas para el ciudadano de a pie pero que esconden un poder formidable: una ingente cantidad de dinero público con una flexibilidad de gasto que las convierte en maquinarias políticas de primer orden. Y en el centro de este tablero, la Diputación de A Coruña destaca como el gran botín, con más de 300 millones de euros en sus cuentas de ahorro y un presupuesto que permite «hacer política» como en pocos sitios.
El Poder Real: Presupuesto, Liquidez e Influencia
A primera vista, el Ayuntamiento de A Coruña maneja un presupuesto mayor que su Diputación provincial. Sin embargo, la comparación es engañosa. Mientras la administración municipal tiene la mayor parte de sus fondos comprometidos en gastos fijos e ineludibles —como los salarios del personal (capítulo 1) o los multimillonarios contratos de servicios de basuras—, la Diputación disfruta de una libertad financiera envidiable.
Con un presupuesto de 240.5 millones de euros para el ejercicio actual, la Diputación de A Coruña destina 106.7 millones (un 44.37% del total) a los capítulos 4 y 7. Estas partidas no son para comprar ladrillos o pagar nóminas, sino para transferencias y subvenciones.
- Capítulo 4 (Transferencias Corrientes): Es el dinero para financiar gastos operativos de otros. Aquí entran subvenciones a familias, asociaciones, empresas y otras administraciones. Son ayudas sociales, becas o fondos de compensación que no exigen una contraprestación directa. Es el combustible del día a día para multitud de entidades.
- Capítulo 7 (Transferencias de Capital): Es la inversión pura. Dinero para infraestructuras, equipamientos hospitalarios, capitalización de empresas públicas o cancelación de deudas. Son fondos que moldean el territorio a largo plazo y financian la obra pública en los municipios más pequeños.
En esencia, más de 100 millones de euros están destinados a ser repartidos. Este poder de distribución confiere a la institución una capacidad de influencia monumental, permitiéndole tejer lealtades, apoyar proyectos afines y, en definitiva, «hacer política» en el sentido más clásico y tangible del término.
La Elección Indirecta: Un Rompecabezas de Segundas Derivadas
La gran paradoja de las diputaciones es que su gobierno no lo elige directamente la ciudadanía. Es un sistema de elección indirecta que convierte los comicios municipales en una partida de ajedrez a dos niveles.
Tras las elecciones del 28M, la composición de la Diputación de A Coruña quedó así:
- PP: 14 diputados
- PSOE: 10 diputados
- BNG: 6 diputados
- Alternativa dos Veciños (AV): 1 diputado
Estos 31 diputados no fueron votados en una papeleta, sino que son designados por y entre los concejales electos en los distintos partidos judiciales de la provincia. El reparto no es lineal con el voto popular. Mientras el PP obtuvo el 36.83% de los votos en la provincia.
El «coste» en votos de un diputado varía enormemente según la demarcación. Por ejemplo, en el partido judicial de A Coruña, el último diputado se asignó con un divisor de 12.439 votos, mientras que en Betanzos se necesitaron 13.847. Esto significa que el valor de cada voto, y la estrategia para concentrarlo donde es más eficaz, se convierte en el elemento central de la campaña.
El Mapa de la Conquista: Los Dos Diputados que Busca el PP
La actual alianza de gobierno entre PSOE (10) y BNG (6) suma 16 diputados, la mayoría absoluta. El PP, con 14, necesita arrebatar dos escaños a la coalición para recuperar la presidencia. El diputado de Alternativa dos Veciños se erige como un posible comodín en una hipotética negociación, pero la meta clara del Partido Popular es alcanzar los 16 diputados por sí mismo.
El análisis de los partidos judiciales revela un mapa de oportunidades y misiones imposibles:
- Objetivos Asequibles:
- Ferrol: El PP necesita 5.230 votos más (un 5.94% del total de la circunscripción) para arrebatar un diputado al PSOE. Una cifra alcanzable con una campaña bien dirigida.
- Santiago de Compostela: Aquí la meta son 7.872 votos (5.22%) para quitarle un escaño al BNG. Otro objetivo realista en una área de gran peso demográfico.
- A Coruña: Ganar un diputado más requiere 11.380 votos (6.27%), que le quitaría al PSOE. Aunque la cifra es mayor, el porcentaje no la descarta.
- Noia: Aunque solo necesita 1.055 votos, este número representa un 6,78% de todos los votos de ese partido judicial, una hazaña compleja en una circunscripción pequeña.
- Misiones casi Imposibles:
- Betanzos, Carballo y Corcubión: En estos territorios, los porcentajes de votos necesarios se disparan hasta el 26.14%, 23.24% y 21.78% respectivamente. Son cambios de tendencia electoral de una magnitud que los sitúa al borde de lo utópico.
La Estrategia: Concentrar Fuego donde Duele
La hoja de ruta del PP es, por tanto, clara y estrecha. No puede dispersar esfuerzos. Debe concentrar toda su artillería política, mediática y territorial en Ferrol, Santiago de Compostela, A Coruña y Noia.
La estrategia pasará por:
- Hiperlocalización: Llevar la campaña provincial a debates muy concretos de estos partidos judiciales, prometiendo inversiones y atención específica a cambio de ese voto crucial.
- Movilización del Voto Propio: Asegurar que cada simpatizante potencial acuda a las urnas en estas zonas clave. Un voto abstencionista en Ferrol vale, en este contexto, mucho más que uno en Betanzos.
- Seducción del Voto Útil: Transmitir el mensaje de que un voto al PP en las municipales es, en realidad, un doble voto: uno para su alcalde y otro decisivo para reconquistar la Diputación y dirigir sus recursos hacia sus municipios.
La batalla por la Diputación de A Coruña es, en resumen, la lucha por el control de una herramienta de poder formidable. No es solo una cuestión de prestigio, sino de gobernar la llave de más de cien millones de euros en subvenciones. El PP lo sabe, y ha identificado los puntos débiles de sus rivales en un complejo tablero donde cada peón, cada voto en el lugar correcto, puede ser decisivo para endulzar aún más sus cuentas y su influencia en Galicia.