Una unidad quirúrgica móvil, un milagro sobre ruedas gallego, llevó por primera vez cirugía torácica de alta complejidad al corazón de Kono, en una misión donde la tensión inicial y las lágrimas se tornaron en el orgullo de haber cambiado seis destinos
En el distrito de Kono, donde la sanidad es un lujo inalcanzable para muchos, un camión blanco se convirtió durante una semana en un faro de ciencia y humanidad. Dentro de su remolque, transformado en un quirófano de última generación, un equipo internacional capitaneado por la Fundación Diego González Rivas libró seis batallas contra la enfermedad. Fue una misión cargada de miedo, tensión, lágrimas y, al final, una inmensa satisfacción, que unió el talento gallego con cirujanos de tres continentes y fue seguida en directo desde España por el programa La Revuelta de David Broncano.
La misión no empezó con el bisturí, sino con el destornillador. La unidad móvil, tras un viaje de cuatro semanas desde Ghana, llegó a Kono con múltiples averías. El momento fue crítico. “No fue llegar y encender. Había un montón de equipos dañados y valoramos incluso cancelar la misión”, recuerda Víctor Paz, profesor de FP del CIFP As Mercedes de Lugo. Junto a sus compañeros Leticia Conde y Alberto Pereira, formados específicamente para este fin, lograron lo imposible: devolver la vida al quirófano sobre ruedas. “Al final conseguimos poner la unidad en marcha y realizar las seis operaciones con todas las garantías”, afirma con orgullo. Su labor, autorizada por la Xunta de Galicia, aseguró que el milagro pudiera comenzar.

Un hito histórico en cirugía mínimamente invasiva
Con la tecnología restaurada, el equipo médico, compuesto por cirujanos de Marruecos, Países Bajos y Libia-Alemania, hizo historia. “Es la primera vez que se hace cirugía torácica en Kono y además mínimamente invasiva. Poder hacerlo en un quirófano sobre ruedas es un milagro”, asegura el doctor Souheil Boubia, desde Marruecos.
Para Tom Gresnigt, de Países Bajos, la importancia de la misión trasciende lo inmediato: “El país tiene una alta tasa de tuberculosis y carece de cirugía torácica. La llegada de esta unidad es una oportunidad histórica para Sierra Leona y los países vecinos”. Una visión que comparte el cirujano libio-alemán Husam Enaami: “La Fundación va más allá de la cirugía: aporta logística, conocimiento y esperanza, dejando un legado que trasciende”.
El impacto humano: de las calles de Kono al quirófano
Si la técnica fue un reto, la realidad humana fue un impacto. Las enfermeras coruñesas Belén y María llevan en la retina las imágenes de la crudeza local. “Nos impactó ver tantos niños solos en la carretera. En el hospital, familias enteras dormían en el suelo para acompañar al paciente”, relatan. Y sentencian con la convicción que da haberlo vivido: “En Sierra Leona, quien no tiene recursos, se muere. La Fundación Diego González Rivas da opciones a quien no las tiene, ofreciendo en un camión las condiciones de un quirófano europeo”.
Desde dentro del quirófano, el anestesista Radu Podaru describe con crudeza y emoción lo vivido: “La vida en África Occidental es dura y mucho más cruel de lo que podemos imaginar. El hospital al que llegamos parecía más un purgatorio que un sitio para salvar a alguien. En ese ambiente, nosotros llegamos con una unidad móvil llena de tecnología y, sobre todo, esperanza”. Podaru destaca la complejidad de una cirugía de ocho horas en un niño y la gratitud profunda del médico que siente haber salvado una vida. “Diego”, afirma refiriéndose al doctor González Rivas, “logró convertir en realidad un sueño que parecía imposible… Nos convenció a todos de que era posible”.

Reconocimiento institucional y un futuro de esperanza
El eco de esta hazaña humanitaria llegó a las más altas instancias del país. El ministro de Sanidad de Sierra Leona visitó Kono y anunció un convenio de colaboración con la Fundación. Además, parte del equipo fue recibido en Freetown por el vicepresidente de la nación, quien agradeció la labor y mostró su voluntad de estrechar la cooperación.
Coordinando cada movimiento desde España, la directora de la Fundación, Carla Salgado, vio cómo el proyecto traspasaba fronteras gracias a la conexión en directo con La Revuelta, que mostró al público la realidad de la pobreza y la potencia de una solución gallega única en el mundo.
Al final del camino, el balance no puede ser más positivo. El doctor Diego González Rivas resume el sentir de todo el equipo: “Lo más importante es que los seis pacientes que operamos en la unidad móvil están muy bien. Volvemos a casa con la satisfacción de haber mejorado la calidad de vida de estas personas”. Regresan a Galicia no solo con la emoción de lo vivido, sino con la certeza de haber escrito, con esfuerzo y solidaridad, un nuevo capítulo de esperanza para Sierra Leona.