
Un equipo conjurado, una afición volcada, un escenario propicio. Pero hay veces que ni eso es suficiente. Hay ocasiones en que ni toda la fe del mundo mueve montañas. Sobre todo cuando subido a la montaña está un Barça herido en su orgullo, con necesidad de un título que justifique la temporada y con ganas de convertirse en campeón en casa de su máximo rival. El Liceo no pudo, ayer. En realidad, ni ayer ni en toda la serie. Una eliminatoria que tuvo cierta semejanza con la semifinal contra el Reus aunque con resultado bien distinto. La superioridad manifiesta del Barcelona en los tres partidos recordó a la demostrada por el equipo coruñés ante los de Jordi García cuando despacharon el asunto en tres partidos jugados a un gran nivel.
El partido de ayer tuvo todos los ingredientes de un clásico. Juego, velocidad, respeto y hasta la tensión propia de los enfrentamientos entre estos dos equipos con pelea en pleno calentamiento. Todos los ingredientes excepto la incertidumbre del resultado que tan sólo duró unos pocos minutos, porque a lo largo de la mayor parte del encuentro todo el mundo fue consciente que, salvo milagro, la Liga terminaba en noche de viernes en Riazor. Y ello pese a que Serra se despidió del club y de la ciudad con otra gran actuación -aunque en los dos primeros goles parecía estar aún algo frío- que impidieron una goleada de escándalo y que lo convirtió en el mejor jugador de su equipo.
El partido empezó con la ilusión de un tanto del Tato a poco de empezar y con la dupla argentina calentando el motor del equipo, pero casi enseguida cayó el jarro de agua fría con el primer tanto de Barroso para empatar. Y a partir de ahí empezó a llover. Barroso y Aragonés desde fuera pusieron por delante al Barça y aunque Xaus recortó distancias tras la azul a Eloi Cervera, Alabart convirtió un golazo que explica porqué el Barcelona es otro desde que recuperó al coruñés tras su lesión. Por si faltaba algo para el mazazo, Grau cayéndose enchufó un tiro cruzado colocando el quinto. Pero el Liceo quería mantenerse en pie y fue Bruno Saavedra quien se inventó un golazo tras haber salvado la defensa de Llorca, batiendo a Grau que había sustituído definitivamente al lesionado Fernández. Revivió el Palacio pero fue un espejismo. La tarjeta azul a Nil Cervera y la posterior inferioridad, tras el fallo de Alabart en la directa, derivó en el sexto gol cuando ya se iba a recuperar la igualdad de efectivos. De nuevo, Alabart.
Seis goles en una parte era mucho encajar, y ello pese a las intervenciones de Serra. Aún así quedaba tiempo para remontar. Con ese espíritu volvió el Liceo a pista y con ello llegó el cuarto tras embocar Xaus el rechace de una directa que él mismo había marrado, pero tres minutos más tarde Alabart puso la directa y acalló los ánimos casi definitivamente. El Barça había venido a por la Liga y no quería ni ceder un punto. Ni el quinto gol liceísta ni el coraje de los pupilos de Copa lograron parar el vendaval blaugrana que aún lograría dos tantos más antes de celebrar el título en la pista y en el banquillo con un Cáceres emocionado, reivindicándose con un pie ya en la puerta de salida.
Día de emociones también en el Liceo con el adiós de Serra, Fabri, Cancela y el Tato. Tiempo habrá para evaluar una temporada en la que se pudo optar a todo, en la que se volvió a disputar la final de la Liga y se vivió el retorno a cuartos de final de la Champions, aunque la miel se quedara en los labios. Ahora toca descansar y coger fuerzas para una nueva andaina con la llegada del portero del Noia, Blai Roca, y el portugués Nuno Paiva, procedente del Lleida, que ya conoce nuestra ciudad tras su paso por Compañía de María. A las nuevas incorporaciones se suman dos regresos que harán muy felices a la afición por tratarse de dos jugadores muy queridos, el joven Tombita, tras el temporadón en el Lleida y el veterano Toni Pérez, campeón de todo con el Sporting de Portugal y que llega para la última singladura en el equipo que le hizo grande. Pero esa será, ya, otra historia.
Semifinales para ambas selecciones autonómicas en un campeonato con polémica
Las selecciones autonómicas masculina y femenina jugarán esta tarde sendas semifinales para tratar de alcanzar la final de los campeonatos de España que se están disputando en Bilbao. Los chavales se enfrentarán a Andorra, una selección que sólo cayó ante Cataluña en el grupo B y que tampoco parece un rival sencillo. Los gallegos tras el tropiezo inicial empatando con Andalucía se rehicieron ganando – aunque por la mínima- a Valencia y goleando a las restantes selecciones de Cantabria, Castilla y León y Euskadi. Ello le ha permitido encabezar el grupo A y a las siete de la tarde jugará su semifinal.
Hora y media antes hará lo propio la selección femenina, dirigida por Ainhoa García, y lo hará frente a las asturianas por un puesto en la final. La otra semifinal la disputarán Valencia y Madrid dado que la selección catalana fue sancionada por utilizar un casco no homologado, precisamente en el primer partido que se disputó y que enfrentaba a catalanas y gallegas. El partido se suspendió antes del descanso, cuando Cataluña vencía por cinco goles a cero, pero la sanción supuso la pérdida del mismo para las catalanas además de otros tres puntos de penalización. El empate entre Galicia y Valencia relegó a Cataluña a jugar los puestos del 5º al 8º en medio de cierta polémica en la que incluso terció algún partido político pidiendo la intervención del CSD.
Ambientazo en el torneo internacional Compañía de María
Continua desarrollándose en las instalaciones del colegio Compañía del María el Torneo Internacional organizado por el club de hockey en la que ya es la XV edición. En la tarde del viernes se celebraron diez encuentros de distintas categorías, desde micro a juvenil con gran animación en las gradas y más de doscientos jóvenes deportistas haciendo disfrutar al público con su talento. La entrada es libre y en el día de hoy y la mañana del domingo continuará el hockey y la diversión.