Como si de un dejavú se tratase el Deportivo de La Coruña parece anclado en la misma situación año tras año. Todo se repite. Por cambiar no se cambia ni de collar.
Vagando un año más por la categoría de bronce de fútbol español, buscando un ansiado ascenso ya escapado y persiguiendo sombras, se encuentra el club blanquiazul una vez más en un mar de dudas. Con un Oscar Cano totalmente cuestionado después de la derrota contra la Cultural Leonesa y que parece incapaz de dar soluciones al equipo durante los partidos. Con unos jugadores que sólo parecen engrasar la máquina y pisar el acelerador en Riazor y que dejan los partidos de visitantes a un libre albedrío de que poco se saca en limpio tanto de fútbol como de juego.
La directiva fantasma y la dirección deportiva señaladas temporada si y la siguiente también, no logran encauzar un proyecto que acaba pagando con la frustración del activo más importante que sigue teniendo este club, su afición , la cual sigue dando el do de pecho, jornada tras jornada, tanto en Riazor como desplazándose como visitantes.
Como un mal sueño que se repite todas las noches, queriendo avanzar y acabar volviendo a la casilla de salida. No obstante aún queda tiempo para revertir la situación y sobre todo para tomar decisiones ( a poder ser buenas) desde todos los lugares posibles para que por fin se acabe ya esta historia interminable.