El BNG denuncia el «caciquismo en estado puro» del equipo municipal tras una sesión del Consejo de Participación vacía de contenido y boicoteada por la ausencia del alcalde y la mayoría de la oposición
La democracia participativa en el municipio de Culleredo atraviesa uno de sus momentos más críticos. Así lo asegura el Bloque Nacionalista Galego (BNG), que en la última sesión del Consejo General de Participación Ciudadana fue testigo de lo que define como la «reducción de la participación a un formalismo» y la materialización de un «caciquismo en estado puro» por parte del gobierno de José Ramón Rioboo.
La sesión, celebrada el pasado martes, fue el reflejo de una doble crisis: por un lado, la desidia institucional, con la ausencia del alcalde —que según la normativa debería presidir el consejo— y la falta de representación de la práctica totalidad de los grupos de la oposición; y por otro, el vaciamiento de contenido de un órgano que debería ser clave en la vida democrática del concello.
Una convocatoria vacía
El punto más esperado del orden del día era el titulado «Propuestas para el presupuesto general». Sin embargo, lo que allí sucedió distó mucho de lo que la ciudadanía podría esperar. Lejos de presentar un plan de actuación, estudios estratégicos o alternativas de inversión para los Presupuestos de 2026 —como correspondería a sus funciones—, las representantes del Gobierno Municipal ofrecieron, en un gesto calificado de «paternalista» por los nacionalistas, la posibilidad de que los consejeros realizaran «aportaciones».
«Esta posibilidad ya la tiene cualquier vecino de Culleredo mayor de edad a través de los canales habituales. El Consejo no es un buzón de sugerencias, es un órgano consultivo y de debate que debe ser informado y escuchado en la planificación estratégica del municipio», explicó Tono Chouciño, portavoz del BNG y único edil de la oposición presente.
El desmantelamiento progresivo de la participación
Desde el BNG se asegura que este episodio no es un hecho aislado, sino la punta del iceberg de una política deliberada. «Desde la llegada de José Ramón Rioboo a la alcaldía, la participación ciudadana ha sido recortada año tras año», denuncian. Lo que en su día fue un canal para «acercar la toma de decisiones a la vecindad» se ha convertido en un trámite vacío, donde se «visten de participación prácticas que son puro caciquismo», donde los derechos de la ciudadanía se presentan como favores concedidos por el gobierno de turno.
Las funciones del Consejo, entre las que se incluyen informar sobre el Plan de actuaciones municipales o debatir trabajos estratégicos, quedaron en papel mojado durante la sesión. «Las representantes del Gobierno Municipal no fueron capaces de presentar o informar de ningún plan ni de ningún trabajo estratégico», aseguró Chouciño.
Una llamada a recuperar el espíritu progresista
Frente a este modelo, el BNG alza la voz para reclamar la «recuperación de unos procesos realmente participativos». El portavoz nacionalista fue contundente al finalizar su intervención: «Este no es el tipo de participación ciudadana en el que cree el BNG de Culleredo. Tenemos que trabajar para recuperar el verdadero espíritu progresista de nuestro Ayuntamiento del secuestro al que está sometido por este gobierno municipal».
La pelota, ahora, está en el tejado de un equipo de gobierno que, con sus acciones —y sus ausencias— parece transmitir un mensaje claro: en la Culleredo de Rioboo, la participación ciudadana solo merece una mención en el orden del día, pero no un lugar en la toma de decisiones.

