Un proyecto renovado para lograr el sueño de volver a la ACB
De la temporada pasada, el aspecto más positivo – al margen de las victorias frente a Real Madrid y Barça – ha sido el importante crecimiento de la masa social de la Marea Naranja, algo que, afortunadamente, ha permanecido en un elevado porcentaje en el comienzo de esta nueva etapa en 1ª FEB, con más de 5.000 abonados que llenarán buena parte de las gradas del Coliseum y que supondrán un combustible imprescindible para asumir el reto de volver a ACB a final de esta apasionante temporada.
El equipo ha mostrado buenas sensaciones en la pretemporada y ha obtenido una victoria importante en el primer partido de liga en la cancha del Gipuzkoa Básket. El siguiente objetivo es superar al combativo Alimerka Oviedo este viernes 3 de octubre a las 20.45 horas en el Coliseum, liderado por su base-escolta Greg Parham, máximo anotador de la liga portuguesa la pasada temporada, y que en su debut logró ser el MVP de la jornada: 32 puntos (82% en tiros de 2 y 60% en triples), 9 rebotes y 6 asistencias para un total de 40 de valoración. El equipo asturiano plantó cara al Movistar Estudiantes, otro gallito de la categoría, a pesar de estar muy mermado por las bajas (Cosialls, Johnson y Longarela). Que nadie piense que van a ser un rival cómodo porque, como es habitual, van a pelear con uñas y dientes.
La plantilla: Equilibrada y con ambición
Tras la convulsión que produjoen la afición naranja la salida de todos los jugadores de la pasada temporada, la dirección deportiva pudo trabajar con calma y logró armar una plantilla bastante homogénea. Vamos a analizar el nuevo proyecto y la propuesta de juego que están realizando.
El primer fichaje, y el más importante, es el nuevo entrenador: Carles Marco. Como curiosidad, comentar que ha sido entrenador de su próximo rival e incluso logró ganar la Copa Princesa en 2017 con el equipo asturiano. En su etapa de jugador, destaca su rendimiento en el CB Valladolid (1998-2002) y en el Joventut de Badalona a continuación. Su trayectoria como entrenador empieza en Manresa y recorre varios equipos de LEB (Oviedo, Palencia, Girona) y termina como entrenador asistente en el Estrella Roja de Belgrado, en el Barça y en el Paris Basketball.
Es un entrenador exigente que no busca excusas para afrontar el difícil reto que tiene su equipo y tras la victoria en Donosti es consciente de que hay mucho margen de mejora: “Podemos hacerlo mucho mejor”, afirmó. Su receta es sencilla: trabajo diario, ajuste de los automatismos, rotaciones continuas con un máximo de 20 minutos por jugador, defensa agresiva, asegurar el rebote defensivo, tratar de gestionar más posesiones que el rival, correr durante todo el encuentro y no bajar nunca los brazos hasta el pitido final. El objetivo es muy claro: que el equipo contrario logre anotar pocas canastas (GBC solo logró 63 puntos) y manejar con inteligencia el amplio abanico de recursos ofensivos que atesora una plantilla que dispone de dos jugadores por puesto, de similares características.
Es evidente que ese ritmo frenético de juego implica cometer errores e influye en el porcentaje de acierto en ataque, sobre todo cuando las piernas ya notan el esfuerzo en los dos últimos cuartos, pero esa propuesta de defender a muerte y mostrar solidaridad en ataque, sin que prevalezca ningún jugador, es una cualidad muy valorada por la afición naranja.

La escuadra naranja cuenta con dos bases muy activos, que hacen jugar al equipo y aportan en el aspecto ofensivo (Didac yCaio), dos cañoneros que ofrecen mucha calidad y puntos a los aficionados (Cremo y Jorgensen), un bloque de cuatro aleros, dos con experiencia en la categoría (Guillem Jou y Jacobo Díaz), otro que ha dado muestras de gran fiabilidad y efectividad (Bronvic) y una apuesta de la dirección deportiva que progresa de forma muy positiva cada semana (Macachi); para cerrar la plantilla hay tres pívots (Thiam, Mencía y Diop) con experiencia y calidad. Destaca Mencía por su gran fortaleza y versatilidad en ataque y defensa, que puede jugar de 3, de 4 e incluso de 5 y también la experiencia de Diop que aporta rebote e incluso tiro exterior.
Quizá algún purista eche de menos a un pívot nato con kilos y que pise más la pintura para jugar de espaldas al aro, pero el baloncesto ha evolucionado a propuestas de small ball, donde la velocidad y la intensidad prevalecen sobre los formatos más clásicos.
De momento, todo es positivo en el arranque de esta temporada, pero hay que tener los pies en el suelo y ser conscientes de que vendrán los baches, las posibles lesiones y los partidos que se decidirán en los últimos segundos, en los que la pelota podrá entrar o no. Cabeza, fría, tesón y partido a partido. A disfrutar y a sufrir. ¡Hagan juego!