Una reunión informativa en la Asociación de Vecinos O Cruceiro Oza Urbanización Soto puso de manifiesto el descontento ciudadano ante la falta de atención a sus demandas
Los vecinos de O Castrillón han expresado su firme oposición al convenio urbanístico que el gobierno de Inés Rey lleva hoy al pleno municipal para su aprobación. En una reunión informativa celebrada en la Asociación de Vecinos O Cruceiro Oza Urbanización Soto, los asistentes criticaron la falta de diálogo del ejecutivo local, que ha desoído la mayoría de las alegaciones presentadas por particulares y entidades sociales.
Aunque el Ayuntamiento introdujo modificaciones en el porcentaje de viviendas de protección oficial (VPO), las principales preocupaciones de los residentes —la movilidad en el barrio y las alturas de los edificios, que alcanzarán las 17 plantas— quedaron sin respuesta. «El gobierno solo ha atendido lo que le conviene, ignorando los problemas reales que supondrá este desarrollo urbanístico», denunció uno de los asistentes.
El Banco Santander, protagonista en los convenios urbanísticos
Este no es el primer acuerdo de este tipo que genera polémica. Al igual que ocurre con el convenio de As Xubias, el Banco Santander tiene un peso significativo en la operación, lo que ha levantado suspicacias entre los vecinos, que cuestionan los intereses detrás de estos proyectos.
La fórmula de los convenios urbanísticos: ¿Agilidad o falta de transparencia?
Los convenios urbanísticos son herramientas que permiten a la administración pactar con promotores privados sin modificar el Plan General de Ordenación Municipal (PGOU). Aunque teóricamente buscan agilizar procesos, su uso ha generado críticas por:
- Falta de transparencia: Se negocian sin suficiente participación vecinal.
- Favoritismos: Percibidos como beneficios para grandes empresas en detrimento de los barrios.
- Evitar cambios en el PGOU: Lo que impide un debate público más amplio.
El papel clave del BNG
El gobierno de Inés Rey, en minoría, depende del apoyo del BNG para sacar adelante sus iniciativas. Los nacionalistas ya mostraron reticencias en un principio, logrando que el convenio fuera retirado temporalmente de la comisión informativa. Sin embargo, hay indicios de que podrían cambiar su postura en el pleno, como ya ocurrió con el polémico convenio de Pocomaco, que inicialmente rechazaron pero luego apoyaron.
La pregunta ahora es: ¿Priorizarán el BNG el diálogo con los vecinos o respaldarán nuevamente al gobierno? Los residentes de O Castrillón esperan que sus demandas sean escuchadas, pero el historial reciente no les da mucha esperanza.
Mientras tanto, la movilización vecinal sigue en pie, exigiendo que el crecimiento urbanístico no se haga a costa de la calidad de vida en el barrio.