Lucía Sanjurjo, la única responsable de la desaparición del Hockey Club Coruña Femenino
El Hockey Club Coruña Femenino escribió, en poco tiempo, una de las historias más brillantes del deporte gallego. En su primer año, el equipo no solo se consolidó en la élite nacional, sino que llegó a disputar la Final Four europea, situándose entre los referentes continentales. Con una plantilla repleta de internacionales —españolas y extranjeras—, el club prometía un futuro sólido. Sin embargo, su trayectoria deportiva contrasta con una gestión caótica que ha llevado al equipo al borde del colapso. Y en el centro de la tormenta, un nombre: Lucía Sanjurjo, su presidenta.
Una directiva desmantelada y una gestión opaca
La crisis institucional no es nueva. Todo comenzó con la expulsión de dos miembros de una directiva que, originalmente, estaba compuesta por solo cinco personas. Tras esos ceses, otra integrante abandonó el barco, dejando al club con apenas dos personas al mando: Sanjurjo y su pareja. Según la normativa del deporte gallego, una directiva debe de tener cinco miembros, y en esas condiciones puede que incumpla ese requisito mínimo.
Pero el verdadero espectáculo llegó en la última asamblea.
La asamblea del absurdo: seguridad privada, votaciones fantasma y contradicciones
Lo primero que llamó la atención fue la presencia de un guardia de seguridad privada, un despliegue inusual para una reunión de un club modesto. «Si algún día llega al Real Madrid, tendrán que llamar a los GEOS», bromeó un asistente. El tono circense, sin embargo, no ocultaba el desastre.
Sanjurjo, asesorada por Toni Freixa —exdirectivo del FC Barcelona—, intentó imponer cambios estatutarios para blindar su cargo, con una reforma que ni siquiera el presidente del Gobierno disfruta. La propuesta, sin embargo, obtuvo cero votos a favor. Ni siquiera ella misma se apoyó. En baloncesto se dice que se le encogió la mano.
Otra reforma estatutaria iba sobre los periodos para presentar las cuentas, obtuvo cero votos a favor.
Posteriormente, sobre la presentación de cuentas, fue aún más surrealista: la moción ni siquiera fue votada, dado que solo aportaron datos hasta junio del año 2024, y el ejercicio acaba en diciembre.
Pese a la humillación pública, Sanjurjo se negó a dimitir. Y ahí comenzó el verdadero escándalo.
Deudas, maltrato a las jugadoras y privilegios para unos pocos
Las preguntas de los socios destaparon una realidad escalofriante:
- Jugadoras en condiciones precarias: Internacionales que cobran 400 euros al mes. En un viaje reciente a Fraga (Huesca), tuvieron que ir, jugar y volver en coches particulares el mismo día (18 horas de coche). En otro partido en Cataluña, esperaron en un parque porque el club no les proporcionó un lugar donde esperar antes del encuentro.
- Acreedores sin pagar: Deudas con jugadoras, proveedores y retrasos en gestionar las subvenciones públicas.
- Doble moral: Mientras las deportistas sufren, el club pagó viajes en avión y comidas en restaurantes para un gerente (CEO) traído desde Barcelona. Además, se contrató a Freixa para la asamblea, con honorarios y desplazamientos costosos.
«Las jugadoras son malas trabajadoras»: el insulto final
Sanjurjo soltó la bomba: acusó a las jugadoras de ser «malas trabajadoras», un comentario que indignó a familiares y socios. La frase resume su gestión: desconexión total con la realidad de un deporte que depende del sacrificio de atletas que compiten casi por amor al arte.
El futuro: éxodo masivo y desaparición anunciada
Fuentes del hockey español confirman que la mayoría de las jugadoras no continuarán. Algunas por decisión propia; otras, porque se sienten «humilladas». Se calcula que solo quedarán una o dos, lo que hace inviable mantener el equipo.
Sanjurjo, preguntada por el número de jugadoras para la próxima temporada, no supo responder.
La gran pregunta: ¿Por qué se aferra al cargo?
Tras una derrota tan rotunda en las votaciones —algo inédito en el deporte español—, su permanencia solo genera sospechas. ¿Qué intereses hay detrás?
Lo único claro es que, si el Hockey Club Coruña Femenino desaparece, la historia tendrá un único responsable: Lucía Sanjurjo.