El Ayuntamiento de Culleredo ha publicado en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) tres convocatorias para la creación de bolsas de empleo destinadas a la contratación de personal interino. Estas plazas corresponden a auxiliares administrativos (C2), administrativos (C1) y arquitectos técnicos municipales, una fórmula que pone en evidencia la falta de planificación en la gestión de personal en uno de los municipios más importantes del área metropolitana de A Coruña.
Mientras el Gobierno de España avanza en la regularización de trabajadores interinos en la Administración Pública, cumpliendo con los mandatos del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) para evitar abusos de temporalidad, Culleredo opta por perpetuar un modelo de interinidad que compromete la estabilidad laboral y la calidad de los servicios públicos.
Una gestión municipal cuestionada
La publicación de estas bolsas de empleo coincide con un año en el que Culleredo no ha contado con presupuestos aprobados, agravando la percepción de improvisación en la gestión local. La falta de una plantilla estable no solo genera incertidumbre entre los trabajadores, sino que también afecta directamente a los vecinos, quienes ven cómo los expedientes se retrasan y la calidad del servicio se deteriora al depender de personal temporal que rota constantemente.
Contradicción con las políticas estatales
El Gobierno de Pedro Sánchez ha implementado medidas para reducir la temporalidad en la Administración Pública mediante la Ley 20/2021, que busca estabilizar a aquellos interinos que llevan años encadenando contratos temporales. Según el ministro José Luis Escrivá, esta legislación ha permitido «avances extraordinarios» en la lucha contra el abuso de temporalidad. Sin embargo, Culleredo parece ignorar estas directrices, apostando por procesos que, lejos de solucionar el problema, lo perpetúan.
¿Falta de capacidad o intencionalidad política?
Esta situación podría responder a una incapacidad de gestión en el área de recursos humanos, que no logra adaptarse a las nuevas normativas, o a una estrategia política para favorecer la estabilización de ciertos trabajadores en detrimento de otros. Este modelo podría generar desigualdades, dependiendo de la duración y naturaleza de los contratos temporales que cada interino haya acumulado.
Un modelo insostenible
La interinidad no puede seguir siendo la norma en un municipio de la envergadura de Culleredo. Es fundamental que el equipo de gobierno tome medidas para garantizar una plantilla estable, capaz de ofrecer servicios de calidad a los ciudadanos y de cumplir con las políticas nacionales e internacionales en materia de empleo público. De lo contrario, se seguirá profundizando en una gestión marcada por la improvisación y la falta de planificación, con consecuencias negativas para los trabajadores y los vecinos.