Finaliza la Supercopa con la victoria del Barcelona en una final agónica frenteal Reus. Tras cuarenta y seis minutos de forcejeo improductivo Sergi Aragonés, esencial en el triunfo mundialista de España y en la victoriaculé en la semifinal del sábado, volvió a convertirse en un jugador definitivo logrando el único tanto de la final. El decimocuarto título de Supercopa es el primero de Cáceres en el banquillo y supone un plus de confianza para una escuadra renovada y sobre la que planeaba alguna duda.
Aunque son perceptibles las carencias de los equipos en este inicio de temporada, el fin de semana nos deja la impresión de que es el Barça el que mejor llega al pitido inicial y menos incógnitas debe despejar. El equipo catalán ha absorvido, sin mayores sobresaltos, los importantes cambios vividos en estos meses tanto en el banquillo como en la plantilla. Font y Aragonés parecen haberse incorporado con toda naturalidad a sunuevo equipo, Pablo Álvarez se siente de nuevo en casa y Matías Pascual se reencontró con la élite – y el gol – tras dos años de calvario por la grave lesión sufrida en el Mundial de San Juan. El excelente estado de forma de Alabart y los hermanos Grau – aunque en esta Supercopa Marc se autodescartó a los cinco minutos tras una acción impropia de su categoría – y las prestaciones del resto de la plantilla -con mención especial al jovencísimo Eloi Cervera mostrando una madurez impropia de su edad- ofrecen tranquilidad a los seguidores blaugranas, aunque tras lo visto este fin de semana es probable que el Barça sufra esta temporada bastante más que en la pasada especialmente en una Liga que parece algo más igualada que en años anteriores.
El Liceo, por su parte, presentó credenciales ante su afición con una gran primera parte en la semifinal, aunque el discurrir del partido puso de manifiesto que a la escuadra herculina aún le falta hora y media de cocción para dar la batalla con garantías. El partido frente al Barça dejó la sensación de que al equipo de Juan Copa le queda un trecho para interiorizar sistemas, asentar a los fichajes y ganar en madurez los más jóvenes. Con todo, a poco que se engrase la maquinaria el Liceo volverá a ser uno de los rivales a batir y se presenta en la temporada 2024-25 con opciones a todo. Reinventarse forma parte del ADN liceista.