Francisco Jorquera facilita la continuidad de los presupuestos fallidos del 2024
La actitud de Francisco Jorquera durante el pleno de aprobación del modificativo presupuestario M6 pone de manifiesto una estrategia política que, aunque intenta desmarcarse del Gobierno de Inés Rey, termina reforzando la continuidad de unos presupuestos que han sido ampliamente criticados. El modificativo en cuestión se centraba en atender dos cuestiones clave: una sentencia favorable a la Compañía de Tranvías y la dotación presupuestaria de un convenio firmado con la Universidad de A Coruña, compromisos asumidos por el propio Gobierno local pero que carecían de cobertura económica en el presupuesto aprobado para 2024.
El BNG, bajo el liderazgo de Jorquera, se había posicionado inicialmente como un aliado del Gobierno local en la aprobación del presupuesto de 2024. Sin embargo, la necesidad de sucesivas modificaciones para garantizar su viabilidad ha evidenciado fallos estructurales en su diseño. Durante el pleno, Jorquera intentó desviar la atención hacia la postura de su grupo respecto al presupuesto de 2025, afirmando que no apoyarán su aprobación. No obstante, su voto a favor del modificativo M6 contradice esta postura de distanciamiento, ya que permite mantener a flote el presupuesto de 2024, pese a sus carencias.
Este movimiento ha generado críticas, ya que el BNG no solo apoyó inicialmente un presupuesto que ahora requiere constantes ajustes, sino que su voto favorable en el pleno refuerza la percepción de que su oposición al presupuesto de 2025 podría ser más simbólica que efectiva. La aprobación del modificativo también plantea preguntas sobre la capacidad del Gobierno local para gestionar compromisos básicos, como los relacionados con la Universidad de A Coruña, y sobre el papel que juega la oposición para exigir rendición de cuentas.
La cortina de humo
El anuncio de rechazo a los presupuestos de 2025, algo que ni siquiera figuraba en el orden del día del pleno, se perfila como un intento de contentar a las bases del BNG, cada vez más críticas con la actitud permisiva de su formación con el Gobierno de Inés Rey. Este posicionamiento busca proyectar un distanciamiento hacia la opinión pública, pero los hechos revelan lo contrario: una relación fluida con Lage Tuñas y una complicidad que se traduce en votos favorables a medidas que prolongan el caos presupuestario.
Una prórroga que beneficia al Gobierno local
La aprobación de este sexto modificativo es, en esencia, un regalo al gobierno socialista. Le permite mantener en vigor un presupuesto de 2024 que ya ha demostrado ser deficiente, tanto en la sobreestimación de ingresos como en la escasa ejecución de inversiones.
Este contexto otorga a Lage Tuñas un margen de maniobra que difícilmente tendría con unas nuevas cuentas más ajustadas a la realidad. En lugar de un castigo, la prórroga del presupuesto actual es una ventaja estratégica para el ejecutivo municipal.
Incoherencias y falta de denuncia previa
El argumento del BNG para justificar su rechazo a futuros presupuestos radica en el incumplimiento de compromisos por parte del Gobierno local. Sin embargo, estos incumplimientos no habían sido señalados ni denunciados hasta el momento, lo que genera dudas sobre la verdadera intención detrás del anuncio. Más llamativo aún es que esta postura se manifieste el mismo día en que se vota a favor de un modificativo que subsana carencias previsibles si el presupuesto inicial hubiera sido elaborado con un mínimo de rigor.
El BNG, liderado por Jorquera, parece atrapado entre dos frentes: satisfacer a sus bases descontentas y mantener su papel como socio útil para el Gobierno de Inés Rey. Este doble juego, ejemplificado en el pleno del modificativo M6, no solo pone en entredicho su coherencia, sino que también refuerza la percepción de que actúa más como facilitador que como opositor de una gestión municipal ampliamente cuestionada.
El proceso para los presupuestos
El proceso de aprobación de los presupuestos municipales está regulado de manera estricta por la legislación, que establece un marco claro para garantizar la transparencia, el debate y la participación ciudadana. Sin embargo, en el caso del Ayuntamiento de A Coruña, parece que este proceso está siendo ignorado o postergado de manera intencionada, lo que genera interrogantes sobre las prácticas de gestión política y administrativa.
El proceso normativo: una hoja de ruta clara
La elaboración, discusión y aprobación de los presupuestos sigue un esquema bien definido:
- Elaboración de la propuesta: El Gobierno local prepara un proyecto de presupuestos, reflejando las prioridades de gestión para el próximo ejercicio.
- Aprobación inicial: El pleno debe dar luz verde al proyecto como primer paso del trámite, incluyendo las enmiendas aprobadas por el pleno.
- Publicación y alegaciones: Una vez aprobado inicialmente, los presupuestos se publican y se abre un período de alegaciones públicas, donde ciudadanos y entidades pueden expresar sus observaciones o quejas.
- Resolución de alegaciones: El gobierno resuelve las alegaciones presentadas, ajustando, si procede, el documento.
- Aprobación definitiva: Tras la resolución de las alegaciones, el pleno vota para la aprobación final, lo que permite la entrada en vigor de las cuentas.
El vacío actual y la falta de exigencia
Resulta desconcertante que, en este punto del año, el Gobierno de Inés Rey no haya presentado un proyecto de presupuestos para 2025, un paso fundamental para evitar la prórroga automática de las cuentas actuales. Además, sorprende que ni la oposición ni otros actores políticos hayan exigido de manera contundente que se cumpla con este trámite esencial.
La importancia de las enmiendas
Más allá del rechazo o la aprobación total del proyecto, existe una herramienta legislativa infrautilizada: las enmiendas. Este mecanismo permite a los grupos de la oposición proponer cambios en las partidas presupuestarias sin rechazar el presupuesto en su totalidad. En un escenario de gobierno en minoría como el actual, las enmiendas serían una herramienta clave para alcanzar consensos y asegurar la viabilidad de unas cuentas que reflejen un equilibrio entre las prioridades del gobierno y las demandas de la oposición.
Ventajas de un proceso transparente y colaborativo
- Eficiencia administrativa: Contar con unos presupuestos aprobados en tiempo y forma evita la prórroga de cuentas desfasadas, que limitan la capacidad de gestión.
- Mayor legitimidad: La negociación y el uso de enmiendas fortalecen la percepción de un gobierno abierto al diálogo.
- Adaptación a la realidad: Los presupuestos ajustados a las necesidades actuales de la ciudad favorecen la planificación y ejecución de políticas públicas eficaces.
El incumplimiento del proceso adecuado de aprobación de presupuestos en A Coruña no solo refleja una falta de diligencia por parte del Gobierno de Inés Rey, sino también una inacción preocupante de la oposición. La negociación previa y el uso de herramientas como las enmiendas serían pasos cruciales para desbloquear esta situación y garantizar una gestión transparente y eficiente. Sin ellos, se corre el riesgo de perpetuar un modelo de improvisación y falta de planificación que ya ha demostrado ser perjudicial para la ciudad.
La verdad oculta detrás del presupuesto del 2024
El gobierno de Inés Rey, liderado por Lage Tuñas, parece haber encontrado en la prórroga de los presupuestos del 2024 un recurso estratégico para eludir el escrutinio y mantener un margen de maniobra casi absoluto. Los datos son reveladores: un nivel de ejecución de inversiones del 14,56% a 7 de noviembre de 2024 expone la ineficacia del presupuesto vigente. Sin embargo, gracias a las cifras infladas en el capítulo de gasto corriente, el ejecutivo local puede mover partidas con la firma de la alcaldesa, evitando así rendir cuentas al pleno o reestructurar el presupuesto desde cero.
El papel ambiguo del BNG
El BNG, liderado por Francisco Jorquera, se enfrenta a una paradoja política. Por un lado, anuncia su rechazo a unos presupuestos de 2025 que ni siquiera han sido presentados, justificando su postura con los incumplimientos del ejercicio 2024. Por otro lado, en el mismo pleno, vota a favor de modificaciones presupuestarias que refuerzan la continuidad de unas cuentas públicas fallidas. Esta postura parece responder más a una estrategia de evitar enfrentarse directamente al tema de los presupuestos que a una posición política coherente.
Tres opciones para el BNG
El BNG tiene ante sí tres posibles caminos, cada uno con sus implicaciones políticas:
- Votar a favor de un presupuesto del PSOE:
Esto consolidaría su imagen como un socio tácito del Gobierno de Inés Rey, una percepción que ya genera críticas dentro de sus propias bases. Esta postura dificultaría justificar su rol como oposición ante la ciudadanía.
- Votar en contra y enfrentarse a las consecuencias:
Un rechazo frontal podría forzar una situación extrema, como una «cuestión de confianza», abriendo la puerta a una posible moción de censura. Sin embargo, esta última opción requeriría aliarse con el PP, un escenario políticamente inviable para el BNG.
- Forzar la modificación del presupuesto vía enmiendas:
Esta es la opción más lógica y constructiva para una oposición que quiera ser efectiva. Presentar enmiendas permitiría al BNG y al resto de los grupos opositores ajustar partidas y corregir los errores del presupuesto propuesto. Para ello, sin embargo, se necesitan dos condiciones esenciales: trabajo coordinado y un entendimiento entre los grupos de oposición, algo que hasta ahora no se ha visto.
La estrategia del PSOE
El PSOE parece cómodo en esta situación de bloqueo. La prórroga del presupuesto del 2024 le permite evitar debates complejos, mantener el control del gasto corriente y utilizar la discrecionalidad en las modificaciones presupuestarias. Para Lage Tuñas, esta estrategia no solo minimiza riesgos políticos, sino que también le proporciona una herramienta flexible para gestionar recursos sin mayores controles.
Una oportunidad perdida
El panorama actual refleja una combinación de falta de liderazgo en la oposición y una estrategia calculada por parte del Gobierno local. Mientras el PSOE explota las ventajas de un presupuesto inflado y prorrogado, el BNG desperdicia su oportunidad de marcar una diferencia real al no ejercer una oposición efectiva. En lugar de utilizar herramientas legislativas como las enmiendas, opta por tácticas de distracción que no resuelven los problemas estructurales del municipio.
Para los vecinos de A Coruña, esta falta de acción coordinada entre la oposición y el gobierno se traduce en presupuestos fallidos, una escasa ejecución de inversiones y una gestión que prioriza los intereses políticos sobre las necesidades de la ciudadanía. Sin un cambio en la dinámica actual, el 2025 podría convertirse en otro año perdido para la ciudad.
Las claves no explicadas: el juego de los presupuestos prorrogados
El Gobierno local de Inés Rey ha optado por una estrategia sencilla pero eficaz para evitar la fiscalización: no presentar los presupuestos. En lugar de someterse al proceso normativo que exige la ley, ha decidido perpetuar el presupuesto del 2024, a pesar de que ha sido calificado como uno de los peores del siglo por su baja ejecución (14,56% en inversiones) y su carácter inflado en los capítulos de ingresos y gastos corrientes.
Esta táctica recuerda al famoso anuncio de Scattergories: “¿Admites pulpo como animal de compañía?” Es decir, se plantea una única opción —aceptar sus condiciones— o enfrentarse al vacío presupuestario, una jugada de presión que parece beneficiar al PSOE en su intento por mantener el control sin rendir cuentas.
Una ciudad atrapada en un juego político
La situación actual refleja un bloqueo político en el que tanto el PSOE como el BNG prefieren mantener sus respectivas estrategias antes que asumir responsabilidades reales. Mientras tanto, la ciudad de A Coruña sufre las consecuencias:
- Presupuestos inflados e ineficaces.
- Baja ejecución de inversiones.
- Gestión discrecional del gasto corriente.
Si no se produce un cambio en esta dinámica, 2025 promete ser otro año perdido para la ciudadanía, con una oposición que no ejerce presión suficiente y un gobierno que utiliza las herramientas legales para perpetuar su modelo de gestión ineficiente.