La reciente noticia de que Juan Carlos Escotet ha asumido la presidencia del Deportivo de La Coruña ha sido recibida con una mezcla de escepticismo y preocupación por parte de los aficionados y la comunidad deportiva. En un movimiento que muchos consideran más simbólico que efectivo, Escotet, conocido principalmente por su papel en la banca como presidente de Abanca, toma las riendas del club mientras su sobrina, Michelle Escotet, se mantendrá en un segundo plano como vicepresidenta gestionando el club.
La gestión del club ha estado bajo una nube de desconfianza y críticas en los últimos tiempos. Muchos aficionados dudan de la capacidad de la familia Escotet para mejorar la situación del Deportivo y dotar al club de la estabilidad que le falta, el Deportivo ha estado luchando por recuperar su antigua gloria en el fútbol español. La falta de experiencia directa en la gestión deportiva de Juan Carlos Escotet y la percepción de que Michelle Escotet no ha logrado implementar cambios significativos han alimentado estas preocupaciones.
La decisión de colocar a Escotet al frente del club parece más una estrategia para calmar las aguas que una solución real a los problemas profundos que enfrenta el Deportivo. A pesar de su éxito en el sector financiero, muchos seguidores del club temen que su enfoque empresarial no se traduzca en mejoras tangibles en el rendimiento del equipo o en una gestión eficaz de los recursos del club.
La continuidad de Michelle Escotet en un papel de gestión también ha sido objeto de escrutinio. Durante su tiempo en el club, no ha habido avances significativos que indiquen una dirección clara y prometedora. La percepción general es que su gestión ha sido ineficaz y que su permanencia en el equipo directivo no inspira confianza en un futuro mejor para el club.
A los aficionados les preocupa que la nueva presidencia de Escotet no aborde los problemas estructurales y de rendimiento que han plagado al Deportivo. La falta de claridad en la estrategia para fortalecer la plantilla, mejorar las infraestructuras y asegurar la estabilidad financiera sigue siendo un punto de contención. Los seguidores quieren ver un liderazgo que entienda profundamente el mundo del fútbol y pueda tomar decisiones informadas y efectivas para devolver al club a la senda del éxito.