La alcaldesa recibe a asociaciones afines mientras ignora a otras que llevan años trabajando en los barrios
El pasado lunes 16 de diciembre, la alcaldesa de A Coruña, Inés Rey, recibió en María Pita a la recién creada Asociación Veciñal Os Mallos Plataforma. Lo sorprendente de esta reunión no fue solo su rapidez, sino el hecho de que la entidad aún no figura en los registros públicos de la Xunta, lo que indica que no está formalmente constituida.
Este gesto contrasta con la situación de otras siete asociaciones vecinales que en agosto de 2023 presentaron 4.950 firmas solicitando mejoras en sus barrios y una reunión con la alcaldesa. Más de un año después, estas entidades siguen esperando ser recibidas, a pesar de llevar años trabajando activamente en el tejido asociativo de la ciudad.
Las asociaciones ignoradas han sido atendidas por los grupos de la oposición en María Pita, pero continúan a la espera de que Inés Rey haga un hueco en su agenda. Esta actitud refuerza la percepción de que la alcaldesa mantiene un filtro selectivo para reunirse únicamente con aquellos que «le endulzan los oídos».
La recepción de Os Mallos Plataforma no ha estado exenta de polémica. La entidad enfrenta críticas internas por su falta de democracia interna y la actitud autoritaria de su presidenta, quien, según denuncian algunos miembros, elimina comentarios no favorables y expulsa a personas del grupo de WhatsApp por expresar opiniones contrarias. Estas prácticas, sumadas a la vinculación de la presidenta con la concejala del barrio, Monserrat Paz, han generado divisiones que han reducido a la mitad el número de integrantes activos.
Mientras tanto, el resto de asociaciones vecinales, que representan a miles de coruñeses, continúan invisibilizadas en la agenda municipal. La torre de marfil en la que parece haberse instalado la alcaldesa dificulta el diálogo real con los vecinos y aleja al Gobierno local de los problemas que afectan a la ciudad.