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martes 26 septiembre 2023
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Los Globos pinchados del verano

La desaparición durante cuatro años de la concejalía de Cultura ha sido un buen ejemplo del escaso interés de la alcaldesa Inés Rey por la materia y las fiestas de María Pita

El sorprendente anuncio de la supresión del lanzamiento de Globo de Betanzos ha supuesto un claro perjuicio para la economía y la imagen de la ciudad del Mandeo. La antigua capital del reino de Galicia pierde así una cita clásica del calendario estival. Un día que reúne en la ciudad a unas 50.000 personas y genera importantes beneficios para la hostelería y el comercio local.

La insólita novedad que sorprende a los vecinos de Betanzos, es, por desgracia, el pan de cada día del verano de los coruñeses. La ausencia de un reclamo potente, de un festival que ponga a Coruña en el minuto de oro de los informativos nacionales durante unos días, es una de las carencias más notables dentro de la errática política cultural y de fiestas del ayuntamiento coruñés.

Malo es que el concello se limite a pensar solo en las Fiestas de María Pita, como si la ciudad siguiese anclada en los años 60; es que ni siquiera es capaz de presentar con una mínima antelación una programación atractiva que incentive las visitas a la ciudad y consolide la imagen de marca de A Coruña.

La desaparición durante cuatro años de la concejalía de Cultura ha sido un buen ejemplo del escaso interés de la alcaldesa Inés Rey por la materia. En 2019, las peleas internas dejaron fuera de juego a perfiles como el de Silvia Longueira, apoyo imprescindible de Rey en sus primarias y hoy alejada del núcleo duro del poder municipal. El paso de Jesús Celemín por la concejalía de Educación, Cultura y Memoria Histórica estuvo también marcado por las luchas intestinas en el seno de la corporación.

la Xunta de Galicia ha capitalizado el desarrollo del Año Picasso

La pelea por el control del IMCE, una de las joyas de la corona en lo que a contratación y disponibilidad presupuestaria se refiere, llevo a la alcaldesa a asumir las competencias de Cultura y el control del Instituto Municipal de Cultura y Espectáculos en 2020. Este pasó a depender de José Manuel Lage, el verdadero factotum de Maria Pita, al que le preocupa más el control del dinero que generar ideas atractivas para las fiestas de María Pita.

Mientras, la Cultura languidecía por falta de proyecto. Rómulo Sanjurjo nombrado en diciembre de 2020, apenas aguantó cinco meses como director de área, y se marchó discretamente alegando motivos personales. Su sucesora, Bettina Kolhaass, tampoco se ha hecho notar demasiado. Buena prueba es el modo en que la Xunta de Galicia ha capitalizado el desarrollo del Año Picasso, una iniciativa que debía ser de ciudad pero que ha trascendido al exterior como una idea parida en San Caetano.

El jazz de Vitoria, el cine de San Sebastián, el Guggenheim de Bilbao, los cursos de la Magdalena en Santander, la Semana Negra de Gijón… todas las grandes ciudades de la cornisa norte han sabido crear un gran festival que las ponga en el mapa nacional e internacional. Todas excepto Coruña, que se mantiene en esto como una suerte de pequeña aldea gala  en negativo. No cuajó el festival de Cine de Humor, con problemas de gestión afortunadamente olvidados. La evolución del fútbol ha diluido la importancia de torneos de verano como el Teresa Herrera. Y una especialización tan bienintencionada como excesiva, ha lastrado las posibilidades de un certamen como Viñetas desde o Atlántico, que no ha sabido beneficiarse del auge vivido por el cómic en los últimos diez años y del que aun se desconoce el formato que adoptará este año.

Mientras los responsables municipales coruñeses no han sido capaces de consolidar el Noroeste como un referente, unos chavales de Viveiro montaron en apenas unos años el festival de rock duro más importante de Europa. Y si los socialistas coruñeses no han sabido aprovechar la declaración de la Torre de Hércules como patrimonio de la Humanidad para generar productos turísticos, Lugo ha asentado un Arde Lucus que genera turismo, movimiento económico y marca de ciudad. Pero en Coruña, parece que los calores estivales sumen a la gestión cultural en un sopor mayor, incluso, que el que la define el resto del año.

Redacción
Redacción
Contenido publicado por la redacción de Noticias Coruña.
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