Verdades, basura y cintas de vídeo
El visionado del vídeo del pleno del pasado 14 de diciembre revela el alto grado de protagonismo que las informaciones publicadas en Noticias Coruña están alcanzando en la política local coruñesa. Aunque no citó a este medio, el concejal del PP Roberto Rodríguez recurrió a un resumen de nuestro trabajo para criticar la política de personal del actual gobierno socialista. Como profesionales de la información, nos hubiera gustado que el portavoz del PP hubiera citado sus fuentes.
De todos modos, como medio comprometido con la información veraz y contrastada, nos sorprende aún más la reacción del socialista José Manuel Lage, calificando de basura los datos y la actitud del portavoz del PP, y por analogía, lo publicado en este medio. El concejal portavoz de Inés Rey llenó su boca de “basura” hasta en ocho ocasiones, actuación que llevó a cabo con el permiso de la presidencia plenaria que ocupa la alcaldesa. En este caso, Inés Rey permitió a su número dos extender hasta un total de ocho minutos los tres que tenía asignados, sin recibir ni un solo apercibimiento. Cabe señalar que en Maria Pita, los concejales de la oposición sí son apercibidos cuando se pasan del tiempo asignado; e incluso se compensa al portavoz socialista con más tiempo, incumpliendo el reglamento orgánico municipal.
El tiempo establecido para respuestas orales por el reglamento es de tres minutos y extenderlo a más del doble excede la cortesía de la presidencia para convertirse en trato de favor. O puede que ante el tono iracundo de su portavoz, la alcaldesa no le recordase que rebasaba el tiempo estipulado por miedo a su reacción.
Como queda de manifiesto en nuestra política editorial, publicamos solo información contrastada y, en lo referente a la política de personal, datos extraídos de la propia información oficial del Concello o de sentencias firmes de los tribunales de Justicia. El diccionario de la RAE contempla hasta seis acepciones para la palabra basura: suciedad o cosa que ensucia; residuos o desperdicios; el lugar donde se tiran los anteriores; el estiércol de los caballos; una cosa despreciable; y, usado en aposición, define algo de muy baja calidad, como un contrato basura.
Ninguna de ellas lleva aparejado, bien al contrario, asociación alguna con la verdad. Quizá el concejal Lage, en su asunción infinita de competencias, quiera ahora convertir su asiento en Maria Pita en sillón de la Academia, para incluir una nueva definición que recoja como “basura” todas las opiniones que no coincidan con la suya o cuestionen su modo de gestionar los asuntos públicos. Se confunde. Y nosotros, mientras tanto, seguiremos con nuestra tarea, siguiendo la vieja máxima de Quevedo: “pues amarga la verdad, quiero echarla de la boca«. Y que sean los ciudadanos, a partir de las informaciones veraces, los que decidan si la gestión municipal es acertada o si, en algunos aspectos, cae hasta el nivel que recoge la sexta acepción del término basura.