Imagen que no se volverá a ver
Una persona conocedora del tema, ofrece su relato a Noticias Coruña
Estamos asistiendo a la devastación del Jardín histórico de San Carlos tal como lo conocíamos. Hace más de año y medio que permanecía cerrado al público y ahora nos anuncian la tala nada menos que de 13 olmos, árboles senlleiras pertenecientes al último olmedal de España para su rehabilitación y la preservación de los seis últimos que quedan en pie. Pero ¿por qué ahora? ¿Por qué permaneció cerrado todo este tiempo? ¿Por qué no se hizo nada desde la solicitud de tala de dos ejemplares y aplicación de insecticida en mayo del 2023?
Muchos hemos sido los que nos hemos acercado a lo largo de este año hasta la entrada del Jardín y ni una vez hemos visto, como así también nos lo aseguran los vecinos de la zona, actividad alguna en su interior.
La concejala Noemí Díaz informaba hace pocos días del comienzo de “un plan de protección de las murallas para evitar desprendimientos y se realizará un diagnóstico completo de su estado que saldrá en breve a licitación y que culminará con el desarrollo de un proyecto para su rehabilitación integral” y que “ya se han solicitado los permisos a Patrimonio”. Señalaba además que “en estos árboles se seguirán manteniendo tratamientos preventivos recomendados por Luis Gil” ¿no es un poco tarde para esto último?
A tenor de lo que señala la concejala se va a seguir manteniendo los tratamientos preventivos del especialista Luis Gil, el mismo profesional que, en su visita de junio de 2022 y en posteriores consultas realizadas a finales del mandato anterior, había dejado claro cuál era la profilaxis a seguir en caso de grafiosis: tala y aplicación de insecticida, con aislamiento de las raíces de los árboles talados… entonces ¿por qué no se talaron los dos árboles enfermos y documentados por los técnicos como irrecuperables en mayo del 2023? ¿por qué no se aplicó inmediatamente el insecticida para el cual la Xunta había dado permiso? En pocas palabras ¿por qué se dejó agonizar a los olmos ya irrecuperables, a los afectados y por tanto permitir la extensión de la grafiosis?
Sólo se nos ocurre una respuesta: el disgusto manifestado por muchos ciudadanos ante la tala de los tres primeros olmos había suscitado la suficiente preocupación de la alcaldesa ante la proximidad de unas elecciones municipales que paralizó cualquier tipo de tala; lo más difícil de entender es por qué continuó en esa actitud una vez revalidada la alcaldía, probablemente por absoluta negligencia y por las prioridades de nuestra regidora: antes que los olmos estaba la AESIA, antes que las palmeras están los pelotazos urbanísticos, antes que el cuidado y mantenimiento de nuestra ciudad están los faraónicos proyectos que nunca acaban de ver la luz (afortunadamente).
No deja de sorprendernos que la concejala responsable llegue a sostener que esta tala de nada menos que trece olmos, “es una oportunidad en la adversidad para revitalizar la zona”, ¿pero qué necesidad de revitalización tendría el Jardín de San Carlos si se hubieran aplicado de inmediato las indicaciones de los profesionales?, ¿qué revitalización sería necesaria si el Jardín había abierto sus puertas totalmente rehabilitado, baja la dirección del prestigioso profesional Pedro Calaza en el primer semestre del 22? ¿por qué hay que rehabilitar algo recientemente rehabilitado? Sólo hay una respuesta posible: porque no se aplicaron las medidas imprescindibles en su cuidado y mantenimiento.
Recordemos que en mayo del 2023 tales medidas suponían la tala de dos olmos e intervenir en otros dos situados cerca del cenotafio de Sir John Moore que podrán haberse salvado; hoy, apenas año y medio después, reconocen la necesidad de talar trece, no creemos que se necesite mucha más explicación: no se tomó ningún tipo de medidas durante este tiempo.
Habla la concejala de nuevos sondeos y estudios para conocer el estado y morfología de los jardines; el estado ya se lo decimos nosotros, lamentable y agonizante por desidia, y respecto a la morfología puede ahorrarse el esfuerzo y los dineros porque sigue siendo la misma que Pedro Calaza, asistido por otros técnicos y arqueólogos, proyectó en el 2021. Quizás la alcaldesa, el concejal de grandes proyectos o la propia concejala del ramo deberían aclararnos si pretenden intervenir en el trazado histórico de los jardines, y si para ello cuentan con el permiso de Patrimonio. Cabría preguntarse también, ya que están procediendo a la tala, si les ha llegado la autorización, sobre qué proyecto presentado, quién lo firma y qué medidas se están tomando para salvaguardar los presuntamente seis olmos sanos.
A tres años de unas elecciones quizás la desaparición de trece olmos de una sola tacada pueda parecerle a la señora alcaldesa que son suficiente tiempo para que caigan en el olvido, pero nosotros no estamos tan seguros. Probablemente el Jardín de San Carlos, por una imperdonable dejadez nos seguirá dando noticias y nos tememos que no serán buenas.
Una vez más hay ausencia de transparencia: los medios de comunicación y los coruñeses carecen del proyecto de intervención, a diferencia de la anterior rehabilitación (cuyo proyecto podrán consultar en el enlace que les dejamos más abajo), y así desconocemos quién firma ahora el proyecto, el coste real del mismo, período de licitación, período de ejecución, dirección de obra, tipología de intervención en la muralla, etc.
Dentro de los contratos del Ayuntamiento existe uno cuya finalidad es el control de la calidad del mantenimiento de los parques y jardines de la ciudad, a la vista de lo ocurrido o no pasó por el Jardín de San Carlos en todo este tiempo o existen informes técnicos sobre cómo fue evolucionando el Jardín en el tiempo que estuvo cerrado que desconocemos.
La señora alcaldesa parece que incluso en los jardines está dispuesta a aplicar el único remedio que utiliza con todos y con todo: la ausencia de transparencia, la negación de los hechos y la inaccesibilidad a los documentos.https://www.coruna.gal/eidus/es/medio-ambiente/detalle/restauraci%C3%B3n-del-jardin-de-san-carlos/entidad/1453723034723?argIdioma=es