Hubo que esperar a la última jornada pero no al último segundo.
A dos minutos del final de su partido contra el poderoso Palau, el equipo del Hockey Club Coruña Feminino ya sabía que, salvo hecatombe (encajar cinco goles en esos dos minutos), la próxima temporada jugaría de nuevo la Champions. Así lo garantizaba el empate del Voltregá en la pista del descendido Las Rozas y los resultados de un año que, pese a las dificultades de la segunda vuelta, permitieron al equipo coruñés mantenerse en la élite del hockey español y europeo.
No ha sido, efectivamente, una temporada sencilla. No podía serlo teniendo en cuenta que el proyecto arrancó en el verano del 23, con más dudas que certezas y con más voluntad que dinero. Sin embargo, el talento y compromiso de un puñado de jóvenes jugadoras, el magisterio de un entrenador de primer nivel, como Stanis García, y el generoso empeño de una directiva dispuesta a comerse el mundo, lograron lo que sólo parecía un sueño: situarse entre las primeras de Ok Liga, clasificarse para la fase final de la Copa de la Reina y no sólo disputar la Final Four de la Champions sino organizarla en la ciudad. No podía, por tanto, haber mejor ni más merecido colofón que garantizarse un año más la disputa de
la máxima competición continental.
Es evidente que, tras el esfuerzo del primer año, al Hockey Club Coruña Feminino le queda lo más dificil: consolidarse. La talentosa plantilla precisa algún refuerzo para ayudar a un equipo que afrontará dos o tres competiciones a cada cual más exigente. Si bien el nombre de la joven Laia Juan -precisamente procedente de Palau- ha saltado ya como la primera contratación para la temporada 2024-25, es posible que llegue alguna más en las próximas semanas, teniendo en cuenta que el cansancio y los problemas físicos acaban haciendo mella en los equipos, especialmente cuando estos afrontan varias competiciones de nivel.
En todo caso, el éxito del HC Coruña es el éxito de la humildad y la perseverancia. El deporte femenino está construido con unos mimbres que tienen mucho de voluntarismo. Pero el triunfo y la excelencia no pueden depender exclusivamente de la generosidad y la ilusión de jugadoras, personal técnico y directivo. Es imprescindible el apoyo de instituciones y empresas. Sin ese respaldo no habrá triunfos que cantar ni referentes en los que niñas y jóvenes puedan mirarse. Y es que los éxitos futuros comienzan en las victorias del presente. No lo olvidemos.