En la Rúa Vicente Ferrer número 6, frente al edificio administrativo de la Xunta en A Coruña, el aroma a café recién hecho y especias venezolanas atrae a vecinos, funcionarios y curiosos. Se trata de Café Alfil, un negocio familiar que, desde hace casi tres años, ha logrado consolidarse como un referente de la gastronomía venezolana en la ciudad. Detrás de este proyecto están Manuel y Alejandra, dos emprendedores que vieron una oportunidad donde otros solo veían riesgo.
Una Apuesta por los Sabores de Venezuela
El local, ubicado en el céntrico barrio de Elviña, ofrece mucho más que un simple café. Su carta combina desde cafés de especialidad hasta platos únicos como cachapas, arepas y empanadas venezolanas, sin olvidar opciones locales como la tortilla de patatas o la ensaladilla rusa. «Quisimos traer algo diferente, pero sin perder de vista los gustos de aquí», explica Alejandra.
La idea surgió al notar el crecimiento de la comunidad venezolana retornada en A Coruña. «Muchos añoraban los sabores de su tierra, y los coruñeses, poco a poco, se han ido animando a probarlos», comenta Manuel.
Los Retos de un Comienzo Difícil
El camino no fue fácil. «Al principio, la gente no conocía estos productos y costó que se atrevieran», reconoce Alejandra. Además, encontrar proveedores para ingredientes como la harina de maíz especial para arepas fue todo un desafío. «Hoy ya es más sencillo, pero al inicio tocaba buscar hasta bajo las piedras», bromea Manuel.
Sin embargo, el esfuerzo dio frutos. Con el tiempo, el boca a boca hizo su magia, y hoy Café Alfil no solo atrae a venezolanos nostálgicos, sino también a vecinos de Elviña y funcionarios de la Xunta que hacen su pausa para el café o un almuerzo rápido.
Integrados en el Barrio y con Ojos en el Futuro
A pesar de su enfoque venezolano, el negocio ha logrado integrarse perfectamente en el tejido comercial de Elviña. «La relación con los vecinos y otros comercios es muy buena», asegura Manuel. Además de servir en el local, ofrecen comida para llevar y trabajan con empresa de entrega a domicilio, ampliando así su alcance.
Entre sus planes a futuro está ampliar la carta según la demanda. «Por ahora, lo que más triunfa son las cachapas y las empanadas, pero nuestra tortilla también es un éxito», comenta Alejandra entre risas.
Anécdotas que Reflejan el Encuentro de Culturas
En estos tres años, no han faltado momentos curiosos. «Lo más gracioso es cuando nos piden cubiertos para comer las arepas«, dice Manuel. «En Venezuela se comen con las manos, pero aquí algunos clientes al principio no sabían cómo hacerlo».
Con su mezcla de tradición y adaptación, Café Alfil sigue demostrando que, en la gastronomía como en la vida, a veces lo más arriesgado resulta ser lo más sabroso.
