Los vecinos han iniciado una campaña de recogida de firmas para exigir un plan de accesibilidad integral y sostenible
El Barrio de las Flores, inaugurado el 19 de agosto de 1967, es una de las áreas residenciales de A Coruña que combina una rica historia con características propias de la época en que fue construido. Originalmente diseñado para responder a la creciente demanda habitacional derivada del desarrollo industrial de la ciudad en los años 60, el barrio se proyectó para contar con unas 2.000 viviendas destinadas principalmente a la clase obrera, que era el motor de la economía local.
Antes de que se levantaran los edificios, el terreno donde hoy se ubica el barrio era conocido como el «Campo de Oza». Allí, una familia de empresarios se dedicaba al cultivo de flores, con semillas traídas de diversas partes del mundo. Este pasado ha dejado una huella en el barrio, reflejada en los nombres de sus calles, muchas de las cuales llevan nombres de flores, preservando así un tributo a su historia agrícola.
Actualmente, el Barrio de las Flores se caracteriza por su elevada proporción de adultos mayores. Según datos del INE, de sus 5.947 habitantes, 1.905 tienen más de 64 años, lo que representa un 32,03% de la población. Esto significa que aproximadamente uno de cada tres residentes es una persona mayor, algo que influye en las dinámicas y necesidades del barrio.
En cuanto a infraestructuras, el barrio cuenta con un polideportivo que apoya actividades recreativas y un club deportivo, el Oza Juvenil, que es un elemento importante de identidad para la comunidad. Además, es una de las zonas residenciales con más espacios abiertos, lo cual es una ventaja en términos de calidad de vida. Sin embargo, afronta importantes desafíos debido a su geografía accidentada, ya que está construido en una loma con calles empinadas, una dificultad especialmente para la población envejecida. Sin lugar a dudas, el tipo de construcciones de los años 60 demandan un mantenimiento adaptado a las necesidades actuales.
Demandas vecinales
En una reciente visita al Barrio de las Flores salieron a la luz diversas demandas vecinales que reflejan el estado actual de mantenimiento en el área. La queja más común entre los vecinos es el deterioro de los viales y aceras, que en algunos casos han alcanzado un nivel de desgaste que los hace peligrosos, especialmente para personas mayores. La dificultad para caminar con seguridad sobre algunas de estas superficies aumenta el riesgo de caídas y otros incidentes, lo que resalta la necesidad urgente de mejoras.
Además, los vecinos han tomado por su cuenta tareas de limpieza que, según ellos, deberían corresponder al servicio municipal. Varios residentes comentaron que, ante la falta de limpieza regular, la acumulación de suciedad provoca la formación de verdín, especialmente en áreas de sombra, lo que vuelve las superficies resbaladizas. Para evitarlo, algunos vecinos han comenzado a utilizar máquinas de agua a presión para limpiar las aceras, una situación que refleja la percepción de abandono en el mantenimiento urbano del barrio.
Otra de las quejas más notables es el estado de los cables en las fachadas de los edificios. El cableado exterior desordenado y visible genera una imagen descuidada e inapropiada para una zona urbana de un país desarrollado. Este problema no solo afecta a la estética del barrio, sino que también plantea dudas sobre la seguridad de las instalaciones.
En conjunto, estas quejas de mantenimiento de viales, aceras y limpieza no son exclusivas del Barrio de las Flores, sino que, según los vecinos, se repiten en varias áreas de A Coruña, lo que podría señalar un problema de alcance municipal en el mantenimiento de espacios públicos y de infraestructuras urbanas.
La accesibilidad es uno de los temas más importantes para los vecinos del Barrio de las Flores, especialmente debido a su ubicación en una loma y el diseño urbano con numerosas escaleras, propias de su construcción hace seis décadas. Las escaleras dificultan considerablemente la movilidad para personas mayores, personas con discapacidad, así como para quienes llevan carritos de compra o cochecitos de niños, un desafío agravado por el envejecimiento de la población en la zona.
Ante esta situación, el Gobierno local ha planteado la instalación de un elevador para salvar uno de los múltiples desniveles del barrio. Sin embargo, aunque esta propuesta supone un avance, se trata de un proyecto de alto coste que solucionaría solo uno de los muchos obstáculos de accesibilidad existentes en el barrio.
Los vecinos han propuesto una alternativa más asequible y eficiente: la construcción de rampas. Estas permitirían una mayor accesibilidad para todos y cubrirían varios tramos de desnivel, facilitando así el tránsito peatonal en diferentes partes del barrio. Según los vecinos, el coste de un único elevador podría financiar múltiples rampas, que ofrecerían una solución más práctica y generalizada, adaptada a las necesidades diarias de la mayoría de los habitantes. Esta propuesta vecinal refleja un enfoque de accesibilidad integral y realista para una zona que requiere mejoras urgentes en movilidad y seguridad peatonal.
Campaña de recogida de firmas
Los vecinos del Barrio de las Flores han iniciado una campaña de recogida de firmas para exigir un plan de accesibilidad integral y sostenible. Aunque la alcaldesa Inés Rey afirmó en una emisora de radio que se había reunido con los residentes, representantes vecinales aseguran que no se ha producido un diálogo real y que, además, la descripción que dio sobre la visita a un local del barrio, que anteriormente era de la Asociación de Vecinos (AVV), no coincide con la realidad de los hechos.
La petición de los vecinos tiene como objetivo lograr un barrio transitable tanto para sus habitantes como para los servicios de emergencia, como ambulancias y bomberos, cuya entrada en algunas zonas es complicada debido a la falta de un diseño accesible.
Aunque el barrio cuenta con espacios abiertos, muchos de estos son inaccesibles para personas con movilidad reducida debido a la acumulación de barreras arquitectónicas y el deterioro de viales y aceras, con áreas rodeadas de vallas que llevan años sin resolverse.
Un punto de descontento adicional es la falta de continuidad en el mantenimiento. Los vecinos recuerdan que cuando el barrio fue escenario de una película, se realizó una limpieza exhaustiva, pero no han vuelto a ver el mismo nivel de cuidado desde entonces. Además, mencionan que, durante la pasada huelga de basuras, la alcaldesa prometió una reducción de la tasa de basura, promesa que, según los residentes, no se ha cumplido.
La frustración radica también en que las demandas vecinales no requieren una gran inversión económica; de hecho, proponen alternativas de bajo coste, como la instalación de rampas en lugar de un elevador. Insisten en que se necesita un proyecto de accesibilidad bien planificado que responda a las necesidades actuales del barrio, en lugar de soluciones aisladas que no consideran la realidad diaria y el envejecimiento de la población del Barrio de las Flores.