La gestión de las obras públicas en A Coruña bajo el mandato de Inés Rey está siendo duramente criticada por los numerosos retrasos y sobrecostes que están afectando a proyectos clave en la ciudad. Estas anomalías, además de generar molestias para los vecinos, están suponiendo un fuerte golpe para las arcas públicas, en un Ayuntamiento que ya acumula una deuda superior a los 100 millones de euros, siendo el más endeudado de Galicia.
Uno de los ejemplos más notables es la reforma del paseo marítimo, que debía concluir en 10 meses, pero ha tardado dos años, desde 2022 hasta 2024. A esto se suma el hecho de que el parque infantil aún no ha sido terminado de manera segura para los niños y niñas, subrayando importantes deficiencias en la planificación y supervisión de la obra. Este retraso no solo ha causado incomodidad a los vecinos, sino que también ha generado un sobrecoste considerable que afecta directamente al presupuesto del Ayuntamiento.
Otro caso similar es la reurbanización de las Casas de Franco, donde la falta de diálogo con los vecinos ha prolongado una obra que originalmente estaba planificada para cinco meses, pero que aún no ha concluido. Las estimaciones indican que las molestias podrían extenderse hasta 2025, lo que implica nuevos costes y mayores inconvenientes para los residentes de la zona.
Obras pendientes: retrasos y pérdida de subvenciones
Los problemas no terminan ahí. Otros proyectos importantes en la ciudad, como el centro de baja exigencia de Padre Rubinos y el centro social del Birloque, también enfrentan retrasos significativos que están resultando en un aumento de los costes. Además, la falta de avances ha provocado la pérdida de subvenciones europeas, agravando aún más el impacto económico en las finanzas locales.
Otro caso de confrontación política ha sido la construcción del mercado y la guardería de Monte Alto. Mientras el Partido Popular denuncia que las obras se están demorando mucho más de lo previsto, la alcaldesa Inés Rey acusa a la oposición de mentir. Según el contrato, «el plazo de ejecución de las obras será de 26 meses desde la firma del Acta de Comprobación de Replanteo». No obstante, la obra sigue sin concluir, lo que evidencia problemas de planificación y ejecución.
Un Ayuntamiento endeudado y una ciudadanía molesta
El incumplimiento de los plazos y la mala gestión en diversas obras públicas de la ciudad están provocando una pérdida de confianza por parte de los ciudadanos, que ven cómo los proyectos se dilatan en el tiempo mientras los sobrecostes y molestias se acumulan. Estos problemas son especialmente graves en un Ayuntamiento que, con una deuda de 100 millones de euros, debe hacer frente a la difícil tarea de gestionar eficientemente su presupuesto para no seguir aumentando el déficit.
Esta semana, en el salón de plenos del Palacio de María Pita, durante la celebración del Consello Local da Infancia da Coruña, un periodista bromeaba que la alcaldesa podría haber aprovechado la ocasión para explicar al público infantil asistente que, con los actuales niveles de deuda y mala gestión, serán ellos quienes sufran y deban asumir los costes de esta situación a largo plazo.
Consecuencias a largo plazo
La situación financiera del Ayuntamiento y la gestión de Inés Rey están bajo escrutinio. Los retrasos en obras clave no solo afectan a la calidad de vida de los vecinos, sino que también representan una importante pérdida de oportunidades económicas para la ciudad. Las subvenciones europeas que se han perdido debido a la mala planificación y gestión de proyectos son un golpe duro para una ciudad que necesita inversión para seguir creciendo.
La acumulación de sobrecostes, los retrasos en la ejecución de obras y la falta de soluciones rápidas hacen que los problemas urbanísticos de A Coruña no solo sean un inconveniente para los vecinos, sino una señal de deficiencias estructurales en la administración municipal.