Francisco Jorquera ha dado la impresión de ser poco exigente a la hora de investir con sus votos a Inés Rey como alcaldesa, aceptando quedarse fuera del gobierno local
A mediados de los años 90 se utilizó con frecuencia la expresión “la pinza” para describir una supuesta confluencia entre el Partido Popular e Izquierda Unida que tenía como finalidad desgastar a los gobiernos del PSOE, tanto el de Felipe González como el de Manuel Cháves en Andalucía.
Si fue una estrategia real o una mera simplificación por parte de la prensa depende del testimonio de los protagonistas de la época. De ello se habla en el podcast Anguita y Julio, una muy interesante narración de seis capítulos producida por Cordópolis y elDiario.es que repasa la vida del que fuera alcalde de Córdoba y líder de Izquierda Unida.
La encrucijada en la que se encuentra en la actualidad el BNG de A Coruña no es nueva. Desde el inicio del período democrático, el espacio situado a la izquierda del PSOE se ha debatido entre la fidelidad a sus principios esenciales y el posibilismo de un entendimiento con los socialistas, conflicto que ha provocado innumerables batallas internas y escisiones en ese ámbito.
Tras las elecciones municipales de mayo, la formación liderada por Francisco Jorquera ha dado la impresión de ser poco exigente a la hora de investir con sus votos a Inés Rey como alcaldesa, aceptando quedarse fuera del gobierno local a cambio de un pacto de diez puntos un tanto vaporosos. El punto cuatro de este decálogo reza investigación sobre la implicación de las concesionarias en el caso STL.
Además del conflicto con el contrato de la recogida de basuras, en las últimas semanas hemos conocido que la empresa Más Cuidados Multiservicios SLU ha presentado una querella criminal contra varios miembros del Concello de A Coruña por «prevaricación administrativa» en la adjudicación del contrato de la perrera municipal y residencia de animales. A estos casos hay que sumar la flagrante falta de transparencia en numerosas contrataciones realizadas por el Ayuntamiento de A Coruña, como venimos informando en este medio.
La posición que tome el BNG ante estos casos, después de abanderar el discurso de la transparencia, dará pistas sobre su estrategia en esta legislatura. Por un lado, se declara como oposición vigilante y constructiva, pero al mismo tiempo recela de aparecer en la foto votando en el pleno lo mismo que el PP. Una situación tremendamente incómoda que recuerda a la vivida durante la pasada legislatura por Marea Atlántica, cuyo resultado electoral no invita al optimismo, pasando de seis a cero concejales.
La pinza o la comparsa. Difícil dilema.