Un grupo de aficionadas tuvieron que dar el paso al frente para mantener el Hockey Femenino en el lugar que corresponde tras la renuncia del Liceo
En medio del ruido mediático provocado por el lamentable comportamiento de Rubiales y sus adláteres, la verdadera dimensión del deporte femenino ha quedado sepultado, en estas semanas, por noticias y reportajes que poco o nada tienen que ver con su talento y competitividad. El renacer de Carolina Marin, los logros de piragüistas y gimnastas, o los emotivos e incontestables triunfos de la gran María Pérez en los Mundiales de Atletismo apenas han conseguido rescatar al deporte femenino de ese agujero negro de machismo y escándalos en el que le sepultó el ex presidente de la Federación Española de Fútbol.
El CRAT, Amarelle, Fillas de Breogan o el Hockey Club Coruña disputarán división de honor e incluso Champions League.
Y es que si uno de los problemas con los que topa el deporte minoritario es la penetración social del balompie, alfa y omega de toda la información deportiva. el “caso Rubiales” trascendió las fronteras deportivas para convertirse, casi, en una cuestión de Estado. Es de esperar que, superado el impacto de las imágenes, declaraciones y reportajes, este lamentable suceso valga, al menos, para poner el foco y la lupa tanto en los éxitos y logros de nuestras deportistas como en la necesidad de apoyo y visibilidad que arrastran clubes, entidades y disciplinas femeninas.
Baste como ejemplo nuestra ciudad, en la que equipos como el CRAT femenino (rugby), Amarelle (fútbol sala), Fillas de Breogán (fútbol gaélico) o el recién nacido Club Hockey Coruña Feminino (hockey patines), disputarán sus respectivas ligas de honor e incluso – en el caso del hockey, participarán en la Champions League -, y la atención que reciben de medios, patrocinadores e, incluso, instituciones, no es ni la décima parte de la prestada no ya al Deportivo, que milita en Primera Federación (o sea, la tercera categoría nacional) sino al Basquet Coruña, participante en Liga LEB -segunda división-.
Cierto es que fútbol y baloncesto arrastran más público por ser dos deportes de masas pero no lo es menos que el deporte femenino sufre, además, una discriminación a mayores que interfiere en la visibilidad que se ofrece de estos proyectos, de sus éxitos y de su esfuerzo. Hagamos un simple ejercicio: ¿reciben la misma atención mediática el Basquet Coruña y el Maristas cuando coinciden en categoría?. No.
El Hockey Club Coruña Femenino se estrena gracias al esfuerzo de sus aficionadas
Paradigmático resulta el caso del club que se estrena en estos días, el Hockey Club Coruña Feminino (“el Coruña” como le denominan desde la Federación española de patinaje). La renuncia del Hockey Club Liceo a mantener el equipo femenino pese a los éxitos alcanzados por las jugadoras -quintas en la Ok Liga, clasificación para Europa), un grupo de aficionadas decidieron dar un paso adelante para mantener las plazas de la máxima categoría nacional e internacional en la ciudad y en Galicia. Contar con uno de los mejores entrenadores del hockey europeo -Stanis Garcia- y lograr conservar un plantel de grandísimas jugadoras tanto españolas como foráneas -que renunciaron a mejores ofertas por mantener el alma del equipo y quedarse en nuestra ciudad- no le hace más fácil a la nueva directiva encontrar apoyos y patrocinios que les permita sobrevivir con dignidad y tranquilidad.
La misma -o parecida- experiencia de saltar barreras, una tras otra, podrían contarla desde los restantes equipos que participarán en la máxima división de sus especialidades u otros como Zalaeta Voley o Maristas, que llevan décadas entre la élite, sobreviviendo contra viento y marea. El deporte minoritario vive, cada temporada, el reto de encontrar apoyos y patrocinios que le permitan seguir ofreciendo un espacio de talento, ocio y salud a deportistas y afición.
El deporte minoritario femenino es heróico porque suma a lo anterior las mayores dificultades que padece el deporte femenino pese al evidente avance de los últimos años: menor respaldo económico, dificultad a la hora de encontrar equipos técnicos, conciliación.. Sería una gran noticia, para las deportistas, para sus clubes, para las familias, para el presente y para el futuro, que de la ciénaga de Rubiales saliera una nueva mirada para el deporte femenino. Una mirada más digna, más madura y más autónoma. Que deje de infantilizar a las deportistas, que refleje el esfuerzo y los éxitos, que valore los staffs técnicos y que les otorgue el reconocimiento social y la proyección mediática que merecen. Ni más, ni menos. Empecemos, pues, por nuestra ciudad.
