El apagón que paralizó la ciudad
Ayer, A Coruña se sumió en la oscuridad junto al resto de España cuando, a las 12:33 horas, un fallo eléctrico general dejó sin suministro a la ciudad hasta pasada la medianoche. El corte afectó a hogares, comercios y servicios públicos, sumiendo a los coruñeses en una situación excepcional que puso a prueba tanto la infraestructura como la capacidad de adaptación de sus habitantes.
El CHUAC, un ejemplo de resiliencia
Uno de los puntos críticos durante la emergencia fue el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC), que logró mantener sus servicios esenciales en funcionamiento gracias a sus equipos electrógenos. Este centro, vital no solo para la ciudad sino también para su área de influencia, demostró la importancia de contar con sistemas de emergencia eficaces ante situaciones imprevistas.
El misterio del semáforo que no se apagó
Mientras la red de semáforos de la ciudad quedaba inoperativa, un único dispositivo seguía funcionando: el situado a la entrada del túnel de María Pita, en el acceso desde Monte Alto. Curiosamente, el túnel también mantenía su iluminación, lo que lo convirtió, casi con seguridad, en el único punto de la ciudad donde el tráfico estuvo regulado durante el apagón.
Problemas en garajes y comercios
Muchos vecinos se encontraron con dificultades para sacar sus vehículos de los garajes al fallar los sistemas eléctricos de apertura. Sin embargo, algunos parkings públicos, equipados con generadores, funcionaron con normalidad.
En el sector hostelero, la situación fue desigual. Hacia el mediodía, varios restaurantes comenzaron a anunciar que no podían servir más comidas debido a la falta de energía. Sin embargo, por la tarde, el buen tiempo permitió que las terrazas se llenaran de gente, convirtiéndose en uno de los pocos espacios de normalidad.
Gestos de solidaridad y dificultades ocultas
En medio del caos, surgieron historias de solidaridad. Algunos establecimientos optaron por «fiar» a clientes que solo disponían de tarjeta, anotando sus consumos como en tiempos pasados. Pero también hubo situaciones dramáticas, como la de personas con movilidad reducida que, al vivir en pisos altos, se vieron incapacitadas para llegar a sus hogares, dejando en evidencia la vulnerabilidad de ciertos colectivos ante este tipo de crisis.
Comunicaciones intermitentes y soluciones improvisadas
Durante las primeras horas, la falta de cobertura móvil obligó a muchos a depender de esporádicas ráfagas de señal, mientras otros recurrieron a sus coches para cargar los teléfonos. El agua fría en las duchas también sorprendió a más de uno, al descubrir que, aunque tenían gas, sus calderas necesitaban electricidad para funcionar.
Una imagen inédita: A Coruña sin luces
El atardecer regaló una estampa poco habitual: la silueta de una A Coruña completamente a oscuras, vista desde la otra orilla de la ría. Una imagen que, más allá de lo pintoresco, reflejaba la magnitud del problema.
Falta de información y demanda de respuestas
El apagón no solo fue eléctrico, sino también informativo. El presidente del gobierno no compareció hasta pasadas las 18:00 horas, dejando a la ciudadanía sin explicaciones claras sobre lo ocurrido. Hoy, los coruñeses esperan no solo saber las causas, sino también que se tomen medidas para evitar que un fallo de esta envergadura vuelva a repetirse.