La noticia es, sin lugar a dudas, histórica. United Airlines, en un alarde de precisión geográfica y sentido del humor gallego, ha anunciado hoy la puesta en marcha de un vuelo directo entre Galicia y Nueva York. El ansiado sueño transatlántico, ese que durante tanto tiempo resonó en los despachos del Ayuntamiento de A Coruña, se ha hecho por fin realidad. Eso sí, con un pequeño detalle en el punto de partida: el avión despegará desde Santiago de Compostela.
Uno no puede evitar recordar, con una sonrisa benévola, aquellos primeros días del mandato de la alcaldesa Inés Rey, cuando la entonces concejala de Turismo, Diana Cabanas, señaló como uno de sus grandes objetivos tener un vuelo directo A Coruña-Nueva York. La idea, ambiciosa y loable, surcaba los cielos de la especulación mientras, en la tierra, la pista de Alvedro seguía anclada a destinos más terrenales. El destino, sin embargo, es caprichoso, y a veces los mapas de las aerolíneas no coinciden con los de las aspiraciones municipales.
Hoy, la Xunta de Galicia celebra un «hito estratégico» que, efectivamente, refuerza la posición de la comunidad como destino internacional. Según el comunicado oficial, esta ruta es el culmen de una brillante planificación para promocionar Galicia en Estados Unidos, un mercado prioritario. Los fríos números le dan la razón: hasta agosto de este año, 156.149 estadounidenses visitaron Galicia, un 73% más que en 2022. No solo vienen más, sino que gastan más: 296 euros de media diaria, una cifra que deja en mantillas al resto del turista internacional y que, sin duda, justifica cualquier esfuerzo promocional.
Mientras las autoridades autonómicas se frotan las manos con estos datos y subrayan la «importante contribución» de su promoción en origen, en A Coruña quizás miren el mapa con una mezcla de alegría y resignación. Al fin y al cabo, el turista que aterrice en Lavacolla con su tarjeta de crédito bien pertrechada, lo más probable es que también quiera visitar la Ciudad Herculina. El objetivo, en un alarde de efecto mariposa aeronáutico, se ha cumplido… aunque la flecha haya partido de la arqueria de otro ayuntamiento.
Al final, la conexión con el sueño americano está servida. Los peregrinos de los rascacielos ya tienen un camino directo. Eso sí, el punto de inicio de esta particular peregrinación moderna no es el que algunos soñaron, sino el que la lógica aeroportuaria y, quizás, el Santo Patrón de los viajeros, decidieron. Bienvenidos a Galicia, bienvenidos a Santiago. A tan solo un paso (o una hora en coche) de donde empezó todo.