La entidad, con la gerencia vacante y el 95% de su financiación procedente del Ayuntamiento, opera con un modelo obsoleto
En un hecho que evidencia una grave disfunción administrativa, el Presupuesto del Consorcio de Turismo y Congresos para el ejercicio 2025 entra en vigor hoy, 20 de agosto, tras ser publicado en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) en el día de ayer. Esto significa que la entidad responsable de impulsar una importante industria de la ciudad ha estado operando 230 días – más de siete meses y medio – sin una previsión financiera aprobada, un periodo durante el cual han pasado eventos cruciales como el Carnaval, la Semana Santa y el pico de la temporada de verano.
La cifra global del presupuesto asciende a 3.898.100 euros. Sin embargo, el desglose de los ingresos revela una dependencia casi absoluta del Ayuntamiento. Una aportación directa municipal de 3.716.100 euros supone el 95,33% del total, relegando la capacidad del Consorcio para generar sus propios recursos (a través de sponsorships, venta de servicios, gestión de congresos, etc.) a un residual 4,67%.
Gasto en Personal
En el capítulo de gastos, el análisis es igualmente revelador. La partida más abultada, con diferencia, es la de gastos de personal, que se lleva 1.026.620,08 euros, más del 25% del presupuesto total. Esta cantidad sostiene una plantilla compuesta por 29 puestos de trabajo, que incluyen personal directivo, fijo y temporal. La situación más paradójica la vive la cúpula directiva: el puesto de gerencia, esencial para la estrategia y gestión diaria, permanece vacante en una entidad que ya ha ejecutado su temporada alta sin rumbo oficial.
Un Modelo en Entredicho
Expertos en gestión pública consultados para este artículo apuntan a un problema de fondo. «Un consorcio de turismo debe ser un motor, no una carga. Que el 95% de sus fondos sean una transferencia directa del consistorio plantea serias dudas sobre su utilidad. Su valor se mide en su capacidad para multiplicar la inversión, para generar actividad económica que revierta en la ciudad con creces. Estos datos sugieren que es un gasto más, no una inversión estratégica. La vacante en la gerencia es sintomático: o no hay un proyecto atractivo o no hay voluntad de cambiar un modelo obsoleto».
Los datos fríos del BOP pintan el retrato de una entidad en crisis de identidad y eficiencia. La aprobación tardía del presupuesto, la abrumadora dependencia financiera municipal y el alto coste de una estructura que carece de su principal líder ejecutivo conforman un cóctel que exige «un replanteamiento de su funcionamiento de forma urgente».
El desafío para el gobierno local es mayúsculo: o emprende una reforma profunda que reconvierta el Consorcio en una agencia moderna, ágil y con capacidad de autofinanciación, o se arriesga a que una de las principales señales de identidad económica de la ciudad se gestione con una improvisación y un coste que la ciudadanía y las empresas ya no parecen dispuestas a asumir. El verano de 2025 ya se perdió para una planificación eficaz. La pregunta es qué pasará con el resto del año y los venideros.